Esta vacuna experimental fue usada en pruebas con un reducido número de personas que no reportaron síntomas durante al menos diez semanas, según un estudio que publica la revista Nature.

Tampoco se detectaron efectos secundarios severos debido al tratamiento.

Sus autores indican que hay que seguir investigando para determinar si esta vacuna tiene el potencial de ser útil como parte de estrategias masivas de inmunización para prevenir la malaria.

Hasta ahora, algunos de los niveles más altos de protección contra la malaria se habían logrado con estrategias de vacunación que usan esporozoítos -ciclo de la vida de un parásito durante el que puede infectar a un nuevo huésped- tanto infecciosos como atenuados del parásito Plasmodium falciparum, que causa la malaria, para general la respuesta inmune.

La nueva vacuna experimental se basa en parásitos completamente viables de malaria que se inocularon directamente en vena, mientras que en pruebas anteriores se usaron mosquitos portadores del parásito.

De forma simultánea se suministró a los voluntarios un medicamento usado desde hace tiempo contra la enfermedad, la cloroquina.

En el estudio participaron 67 adultos sanos que nunca habían enfermado de malaria y la mejor reacción inmune, del cien por cien, se logró en un grupo de nueve personas que recibieron la vacuna tres veces en intervalos de cuatro semanas y en una dosis alta, con lo que se logró una protección durante, al menos, diez semanas tras la última administración.

Cuando la misma dosis alta de vacuna se suministró durante un periodo menor -tres dosis en intervalos de cinco días-, la protección fue de un 63 %.

La protección fue probablemente resultado de la respuesta de linfocitos T específicos y anticuerpos contra el parásito en el hígado”,

explicó en un comunicado Peter Kremsner, del Instituto de Medicina Tropical de Tubinga.

“Usar para la vacuna una patógeno vivo y no atenuado permitió lograr una fuerte reacción inmune”, señaló Benjamin Mordmüller, director del estudio en el Centro Alemán para la Investigación de las Infecciones (DZIF), quien señaló que los datos disponibles hasta el momento indican que se trata de una protección “relativamente estable y de larga duración”.

El estudio continuará con un nuevo ensayo clínico en Gabón que durará varios años para probar la efectividad de la vacuna.

Los científicos proponen que sus próximos ensayos clínicos evalúen la eficacia de la vacuna en poblaciones más diversas, si funciona frente a diversas cepas y con diferentes formas de exposición a la enfermedad y cuál puede ser la duración de la protección.

Con EFE

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