El pequeño tuvo que pasar 59 días en cuidados intensivos por las complicaciones que tuvo al nacer. Cuando por fin pudo ir a casa, sus padres notaron que Xander no reaccionaba a los ruidos fuertes como cualquier bebé.

Según comentó la madre, el niño pasó los primeros ocho meses prácticamente sin oír, pues los médicos no hacían caso cuando les expresaba su preocupación, informó El Comercio.

Me tomó tres meses demostrar que mi hijo tenía dificultades de audición. Los médicos pensaban que yo estaba siendo demasiado sobreprotectora. Yo tenía la razón. ¡Nunca subestime a una madre!”

Finalmente determinaron que Xander no era completamente sordo, pero que sí tenía grandes problemas para oír. El bebé estuvo varios meses recibiendo ayuda para mejorar su condición y gracias a sus padres y los audífonos adecuados pudo escuchar.

Este es el momento que tiene derretidas de ternura a las redes sociales:

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