Jeffrey, un joven estadounidense, quiso comprobar si el encargo que le había hecho a su linda mascota llamada Yowie, sería cumplida.

Así que antes de salir a trabajar le pidió que no se moviera del sofá y dejó una cámara para que grabara todos sus movimientos.

Luego de casi 10 horas llegó a la casa, y al revisar los videos se dio cuenta que el perro efectivamente había cumplido al pie de la letra lo que le había dicho.