“Nuestra investigación sugiere que las personas más atractivas son mayormente discriminadas en la selección de trabajos relativamente menos deseables”, explicó Margaret Lee, líder del estudio, publicado por la American Psychological Association.

Para realizar la investigación, Lee y su equipo trabajaron con más de 750 participantes (estudiantes de universidad y jefes de empresas). Realizaron cuatro experimentos en los que los candidatos a conseguir empleo presentaron dos fotografías: una en la que se veían más atractivos y otra en la que no se veían tan atractivos (las imágenes fueron seleccionadas previamente mediante un sondeo).

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Luego, quienes hacían el ejercicio de actuar como seleccionadores de nuevos empleados, debían responder varias preguntas sobre la apariencia de los candidatos y el tipo de puesto que considerarían adecuado para cada uno.

Los experimentos demostraron que los participantes eligen en menor cantidad a candidatos atractivos para trabajos “menos deseables” y que prefieren rechazarlos para que consigan mejores puestos:

“En la decisión de selección para un trabajo indeseable, los encargados de elegir tenían más probabilidades de escoger a un individuo poco atractivo que a un individuo atractivo. Encontramos que este efecto ocurre incluso con gerentes de contratación”.

Para Lee los resultados reflejan un amplio contraste con investigaciones realizadas anteriormente, que señalan que el hecho de ser una persona atractiva sería un beneficio a la hora de encontrar un empleo.

Lo más interesante de la investigación, según el equipo, fue haber descubierto que las personas que realizan los procesos de selección “asumen” cuáles son las aspiraciones salariales y laborales de los candidatos, teniendo en cuenta su apariencia física.

“Los participantes de selección creen que los individuos más atractivos desean mejores propuestas de empleo, y, por lo tanto, predicen que son personas que estarían menos satisfechas con el trabajo al que aplican”.

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