Con técnicas de psicología cognitiva y modelos matemáticos, los investigadores Jean Daunizeau y Marie Devaibe, del Instituto del Cerebro y de la Médula Espinal de París, demostraron que, más allá de las cualidades y defectos personales, algunas características funcionan a modo de espejo, como la pereza, la prudencia y la impaciencia. “Estas características operan de forma colectiva y afectan a grupos enteros”, de acuerdo con El Espectador.

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El experimento

  •  56 voluntarios participaron en un juego de economía en el que debían tomar decisiones basadas en riesgo, retrasos o esfuerzos.
  • A los voluntarios les mostraron cómo habían actuado participantes anteriores y las decisiones que estos habían tomado.
  • Esos participantes eran ficticios y fueron creados “basándose en algoritmos de inteligencia artificial en los que los rasgos de prudencia, paciencia y pereza habían sido calibrados previamente”.
  •  Los voluntarios no sabían que jugaban contra competidores ficticios.

Después de analizar los resultados obtenidos, los investigadores identificaron dos tipos de tendencias cognitivas, de las que, curiosamente, los participantes no eran conscientes:

  1. Los participantes creían de forma errónea que sus actitudes coincidían con las de los otros.
  2. La actitud de una persona en una determinada circunstancia cambia en sintonía con el entorno, lo que demuestra el poder de la influencia social.

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