El problema es que el uso de dispositivos tecnológicos, como ‘tablets’ y ‘smartphones’ y videojuegos, hace “que los menores se salten etapas de desarrollo”, explica Angélica Alarcón, magíster en Neurociencia de la Universidad Nacional y autora de la investigación, consultada por la agencia de noticias de esa institución (Unimedios).

De acuerdo con Alarcón, las consecuencias de esto se ven cuando los niñas y las niñas llegan al colegio, donde “les exigen habilidades que ya deberían haber adquirido”.

Los pequeños, además, empiezan a tener “debilidad muscular y baja resistencia”, cita Unimedios.

Para su estudio, la investigadora analizó 153 niños de Bogotá y Chía, a quienes les hizo varias pruebas.

Una de las evaluaciones consistía en poner a los pequeños a enroscar tuercas, armar figuras y ensartar elementos. Mientras ellos hacían eso, se estudiaba cómo se acomodaban para la actividad.

“Los menores realizaban demasiados ajustes en su postura para realizar la actividad asignada, lo que permite inferir problemas de disociación de movimientos, porque no asocian la acción con la actividad”, explicó Alarcón, citada por Unimedios.

De otro lado, también se estudió el tiempo que los niños dedican a la actividad física, con lo que la investigadora encontró que alguno solo salen los fines de semana.

Y las consecuencias de esto no parecen las mejores: “Con base en los reportes de profesores, los niños no resisten un dictado de dos minutos, se ven incapaces de seguirle el ritmo al docente y les cuesta acoplarse a los niveles de exigencia. Esto se presenta por la debilidad y dificultad en la realización de movimientos finos y gruesos, necesarios para responder a estas demandas, que no se desarrollan por la poca actividad física realizada”, añadió la investigadora, de acuerdo con Unimedios.

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