Para Esther Perel, psicoterapeuta belga, las aventuras por fuera del matrimonio merecen más tolerancia, pues se trata de un comportamiento propio de la naturaleza humana, informó Semana.

Según Perel, la mayoría de personas que caen en la infidelidad no lo hacen para buscar un nuevo compañero o porque estén insatisfechas con su pareja, sino porque quieren revivir la sensación de curiosidad de estar con alguien nuevo.

La sexóloga explica que algunos infieles no buscan a otra pareja, sino a su ‘otro yo’ que se diluyó en una larga relación donde el juego y la ‘picardía’ ya no es igual que al comienzo. Quieren “recapturar la sensación de estar vivos con otra persona”, explicó.

El objetivo de sus palabras no es promover la infidelidad, sino explicar que una aventura extramatrimonial no es sinónimo de que la relación va mal y que el amor y el deseo no son lo mismo.

Con su terapia busca que las parejas no rompan su compromiso y en vez de ‘castigar’ al infiel ella les pregunta qué es lo que estaban buscando.

“El engaño se presenta de diferentes maneras. Es el caso de aquel que rechaza a su pareja por décadas y luego ella la engaña con otra persona. ¿Quién es la víctima? No siempre el infiel”, asegura Perel.

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