BBC Mundo consultó a dos especialistas del tema y aunque afirman que no hay una manera exacta de establecer la facilidad o dificultad de aprendizaje, existen ciertas generalidades que se deben tener en cuenta:

Lenguas del mismo origen

Al igual que el portugués, francés, italiano, catalán, gallego, rumano, etc, el español es una lengua romance, por lo tanto, “si la enseñanza se basa en la comparación o contraste gramatical puede ser sencillo para una persona adulta que tenga un conocimiento básico de su propia gramática, aprender otra lengua romance”, indicó Martha Varón Pérez, porfesora de Lenguaje y Cultura de la Universidad del Tolima, Colombia.

“Para un hispanohablante las lenguas del mismo origen, es decir, las romances o neolatinas, al compartir muchas estructuras y léxico resultarían de más facilidad para el aprendizaje”, explicó Beatriz Gabbiani, lingüista de la Universidad de la República de Montevideo, Uruguay.

Pronunciación y escritura

Aprender un idioma puede ser más fácil en unos aspectos que en otros. Por ejemplo, la pronunciación del alemán puede resultar sencilla para los hispanohablantes, sin embargo, su escritura y pronunciación es muy diferente.

Sucede algo similar con el francés, pues aunque se trata de una lengua romance, su sistema fonético difiere al del español.

Hay un idioma que por sus sonidos sería fácil de aprender para un hispanohablante: el japonés. “Tiene unos sonidos muy básicos y mus similares a los del español por lo que la pronunciación es muy parecida”, explicó Varón Páez.

Por su lado, el idioma inglés, hablado por aproximadamente 1.750 millones de personas en el mundo, puede ser más complicado de aprender, por ser una lengua germánica, sin embargo, la experta colombiana afirma que “los estudiantes creen que el inglés es una lengua muy complicada hasta el momento en que entienden que la gramática inglesa tiene una secuencia lógica y mucho más simplificada a la gramática a la que estamos acostumbrados”.

¿Cuáles son los más difíciles?

De acuerdo con las expertas, lenguas como el árabe o el chino son las más complicadas de aprender, por ser “lenguas ajenas a la gramática del español”, “porque  no hay un sistema de medición que le permita al alumno sentir que está avanzando” y “porque el español tiene 27 grafías, mientras que el mandarín, por ejemplo, tiene más de 250.000”.

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