Aunque varios los utilizan con el fin de complementar su alimentación diaria cuando las porciones de proteína recomendadas no alcanzan a cubrir la necesidad, la mayoría de consumidores cree que ingerir un montón de proteína extra ayudará a construir más rápido el músculo, cuando “comer extra no genera músculo extra”, así lo indicó el diario The Atlantic.

De acuerdo con la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos, un hombre no atleta debe consumir 8 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal, mientras que el Departamento de Agricultura del mismo país (USDA), recomienda que sean 6 gramos por kilogramo de peso.

“Es casi imposible consumir una dosis letal de proteína”, explicó David Levitsky, profesor de nutrición de la Universidad de Cornell de Nueva York, “ya que el hígado es capaz de filtrar el exceso y metabolizarlo como carbohidrato”.

Añadió que no existen pruebas que confirmen que el consumo de proteína luego de un entrenamiento tenga un efecto positivo en la construcción del músculo, lo que significa que los suplementos son, básicamente, un desperdicio de dinero.

Levitsky, por otro lado, explicó que estos suplementos y batidos producen un efecto placebo en los consumidores, pues los ingieren creyendo que el polvo proteico les ayudará a ganar músculo, lo que inconscientemente los motiva a realizar mejor los ejercicios y obtener el resultado esperado.

Igualmente lo señaló el sociólogo canadiense Michael Atkinson, quien asegura que varios hombres consumen este tipo de productos como una especie de ritual, más que por conocimiento acerca de sus beneficios. “Continúan su consumo y se dicen a sí mismos que ‘no puede ser malo, solo puede ayudar’”, lo que inconscientemente le pone más fe al producto.

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