En su clínica, Bijdorp, situada cerca de la ciudad portuaria de Róterdam, el especialista inseminó en secreto durante décadas a decenas de mujeres que acudieron a ese centro en busca de ayuda. “En vez de utilizar el esperma de los donantes anónimos que las clientas habían seleccionado por catálogo, Karbaat usaba el suyo”, reporta El País, de España.

A la magnitud de su conducta, puesta en perspectiva, se le puede dar una dimensión a partir de las declaraciones del propio Karbaat que, en vida y cuando aún ejercía, admitió, según el mismo diario, que durante 40 años unas 6.000 mujeres engendraron cerca de 10.000 hijos luego de ir a la clínica Bijdorp.

Hasta ahora, sin embargo, pruebas de ADN practicadas con ayuda “de uno de sus vástagos legítimos” han demostrado que Karbaat es “casi seguro” el padre de 18 hijos concebidos en su clínica, mientras que hay dudas sobre otros 25. En todo caso, el próximo 2 de junio los tribunales les dirán si pueden hacer otro tanto con muestras genéticas del muerto, lo que despejaría esas dudas.

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Pero la incertidumbre aumenta sobre el número de hijos que pudo concebir Karbaat, si se consideran informaciones como la de la radiotelevisión pública holandesa NOS que, citada por La Vanguardia, sostuvo que el antiguo director de la polémica clínica podría haberse convertido en el padre biológico de 60 personas nacidas mediante fecundación in vitro.

Moniek Wassenar, de 36 años, una de esas personas que nacieron por procedimientos practicados en la clínica Bijdorp (que cerró en 2009), conoció a Karbaat en 2010 y dice que el médico hablaba con orgullo de haber usado su propio esperma en la clínica.

“Consideraba que tenía buena salud y era inteligente, de modo que podía compartir sus genes con el mundo. Veía esta actitud como algo noble, no tenía ninguna noción de ética y banalizaba el impacto para los niños probeta”, dijo Wassenar, citado por La Vanguardia. “Es de locos que haya muerto y se ha llevado el secreto a la tumba”.

Eso habla del talante de Karbaat, cuya reputación estaba en entredicho desde hace unos años porque, como constataron las autoridades sanitarias holandesas, “mezclaba semen de varios hombres para aumentar las posibilidades de embarazo, una práctica prohibida. Su aportación personal se ha sabido ahora”, añade El País.

Ese medio recuerda que en 2016 Karbaat negó haber cometido todos estos desmanes. “Según él, el caso ‘es una locura’. ‘Hace tiempo que me extirparon la próstata, así que no es posible’”. Pero también revela el testimonio de varias madres inseminadas en Bijdorp que hablaría claramente de la práctica de Karbaat: “Varias de ellas, hoy con hijos de entre 20 y 40 años, han reconocido ahora que el facultativo ‘iba a buscar semen fresco’ minutos antes del procedimiento”.

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