Lleva más de tres meses sin fumarse un cigarrillo, y asegura que, aunque es una decisión difícil, le ha cambiado la vida para bien.

“Lo hice porque sentía que me estaba haciendo daño. Amanecía cansada, agotada y me sentía intoxicada”.

Jimena dijo a la revista que antes sufría de insomnio, pero desde que dejó de fumar no se despierta en las noches. “La piel está más humectada, el pelo más suave y recuperé el olfato”, explicó.

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Asegura que el apoyo de las personas más cercanas es fundamental para cumplir el objetivo y que hay que tener fuerza de voluntad. “La compañía es lo que más ayuda, pero si ya estás luchando contra una acción, debes tener mucha fuerza de voluntad y ganas. Entender que si quieres dejarlo es porque te está haciendo daño”.

A continuación, algunos de sus consejos:

  1. Establecer una fecha límite para dejarlo, pero poco a poco.
  2. Limitar la asistencia a sitios donde se puede fumar, hasta dejar el cigarrillo por completo.
  3. Hacer ‘cigarrillos’ de zanahoria: “Este vegetal ayuda a eliminar la nicotina del cuerpo, mata la ansiedad, no engorda y es buena para los ojos y la piel… a veces cojo bastoncitos de zanahoria como si fueran un cigarrillo, porque la actitud física que tienes cuando fumas es muy fuerte”, explica.

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