Los avatares permiten materializar esas voces amenazadoras para que los pacientes las enfrenten y las dominen, destacan los autores del estudio.

“¡No vales nada!”, grita un hombre virtual en la pantalla. “¿Puedes irte, por favor?”, le responde una paciente sentada frente al computador. Pero si en un primer momento la voz de la paciente es tímida, después va ganando firmeza: “¡No te escucharé más!”.

Este ‘diálogo’ forma parte del innovador tratamiento. En total, 75 pacientes siguieron esta terapia durante un ensayo de tres meses, compaginándola con sus medicamentos.

Según los autores de los trabajos, siete de los pacientes “dejaron de oír completamente las voces”, mientras que solo dejaron de oírlas dos pacientes de otro grupo de 75 personas que recibieron consejos médicos en lugar de la terapia basada en avatares.

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Alrededor de dos tercios de los esquizofrénicos escuchan voces imaginarias que, a menudo, los insultan o los amenazan, según el autor principal del estudio, Tom Craig, del King’s College de Londres.

En la mayoría de los casos, los medicamentos reducen los síntomas pero un cuarto de los pacientes sigue oyendo esas voces, subraya el estudio. Es lo que les ocurría a las 150 personas que participaron en el estudio, y que viven con tres o cuatro ‘voces’ en promedio.

Gracias a las indicaciones de los pacientes, se pudieron recrear por ordenador el tono de la voz que los atormenta y el rostro al que la asocian.

A continuación, los participantes se someten a sesiones de 50 minutos en las que se enfrentan a ese avatar, presentado en un ordenador. Desde otra habitación, un terapeuta los guía con un micrófono, además de darle voz al avatar y hacer que este se dirija al paciente.

El objetivo es que, al final de la terapia, el paciente gane confianza y firmeza y que el avatar pierda terreno.

“Pasamos de algo muy espantoso a algo que está bajo el control de la persona”, afirma Craig.

Expertos independientes consideraron que esos trabajos son prometedores, pero matizaron que se necesitarán otros ensayos para confirmar la eficacia y definir el tipo de paciente que encajaría con esta terapia.

La esquizofrenia afecta a unos 20 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

EFE