Allegretti contó su experiencia a través de una artículo en Vice. Indica que, aparentemente, las personas que usan este tipo de chalecos dan la sensación de que están para arreglar las cosas, o eso era lo que ellos pensaban.

Para demostrarlo decidieron usar por un día esta prenda junto a unos ‘walki-talkies’ en las calles de Melbourne, Australia. Comenzaron en el cine, al cual fue fácil entrar, según ellos.

El zoológico fue un poco más difícil, sobre todo psicológicamente. Sin embargo, tras 15 minutos de dudarlo, lograron entrar como si nada. Una vez adentro los visitantes les preguntaban “¿A qué hora cierran?” o “¿Dónde están los micos?”.

Hay algo con los uniformes que genera una confianza ingenua. La gente confía en los uniformes. La mayoría de nosotros obedecemos a las personas con uniformes”, indica Allegretti.

Luego, Sean se percató que la banda británica Coldplay iba a tocar ese día. Por eso, cambiaron sus chalecos verdes por unos naranjas fosforescentes, como los que usaban los de seguridad del concierto.

No fue precisamente sencillo entrar. Sean conocía alguien adentro. Pensamos que si algo salía mal decíamos su nombre y todo estaría bien. Pero, para nuestra sorpresa, no salió mal. De hecho, logramos entrar”.

David precisa que esta experiencia le dejó como enseñanza que nunca se sabrá que nos depara la vida si no se intentan ciertas cosas. Además recomienda que todos se compren un chaleco reflectivo.

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