La carne de este roedor (‘Proechimys semispinosus’) es una gran fuente de proteína similar a la de cerdo, res y pollo, dice Unimedios, con base en una investigación de Alexis Aguilera Arango, magíster en producción animal de la Universidad Nacional, sede Palmira.

El ratón de espinas es consumido por comunidades indígenas y afrodescendientes que viven por el Pacífico del Valle y el Cauca, alejadas de grandes urbes.

“Debido a que estas comunidades viven principalmente de la pesca, cada vez que escasea este recurso no tienen otra alternativa distinta a la de ir al monte para cazar su sustento con trampas artesanales”, explica Aguilera Arango, consultado por Unimedios.

El problema es que este tipo de consumo está poniendo en peligro de extinción al ratón de espinas, sobre todo porque esta especie tiene un ciclo reproductivo más complejo que el de la rata común, añade el medio universitario.

Por esa razón, Aguilera Arango está haciendo experimentos para conservar el ratón y, además, garantizar su disponibilidad para consumo humano:

Inicialmente, trabajamos con un pie de cría de 20 individuos distribuidos en cuatro grupos, con una relación de tres hembras por un macho, dentro de un criadero de un metro de largo por 0,5 de ancho y 2 metros de altura, fabricado en madera y una malla de media pulgada de expansión”.

Unimedios

El proceso de gestación dura hasta 70 días con camadas de hasta cinco crías. Entonces, lo que se busca es identificar a las hembras para optimizar ese proceso.

El ratón de espinas, además, se puede alimentar con “sobras orgánicas de arroz, cáscaras de papa, forraje de papa, pepas de mango y maní forrajero”, comenta Unimedios.

Otro objetivo con esta investigación es desarrollar un proyecto productivo en aras de comercializar la carne del ratón de espinas y, así, darles a las comunidades “opciones para mejorar su precario desarrollo económico”, explica el medio.

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