Algunos de los celulares o relojes que dan la opción de posponer la alarma la vuelven a activar a los 9 minutos y la razón, más que ser por cuestión de técnica o psicología, se debe a una tradición que hasta el momento sigue vigente, informó Ted X Amsterdam.

Cuando esta opción se inventó en 1950, todos los relojes mecánicos eran iguales en su interior, de modo que la opción de posponer debía adaptarse a estas características.

Las opciones que estaban disponibles en el momento eran de 9 minutos o más de 10 minutos, de modo que se eligió el tiempo más corto para evitar que las personas tuvieran tiempo de volver a dormir.

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También se tuvo en cuenta que entre más tiempo pasara entre las activaciones de la alarma, más malhumorada iba a despertarse la persona, además de evitar que a la gente se le hiciera tarde para cumplir con sus horarios y citas.

Desde ese momento quedó como una tradición para los futuros programadores, que hasta hoy en día han salvado el día a más de uno.

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