1. Cuando alguien es puntual, pero toca esperar a la otra persona

La puntualidad es una virtud de pocos y se considera una muestra de interés. Sin embargo, para quienes llegan a tiempo a todas partes es molesto tener que esperar por culpa de otros.

Según Oh Lalá, los impuntuales pueden mejorar su ‘defecto’ preparándose para calcular cuánto tiempo tardarán o, en su defecto, avisando que no arribarán a la hora acordada. Así, ninguno sale perjudicado, o se está mejor preparado.

2. La indecisión

Existen hombres y mujeres que tardan demasiado tiempo para decidir sobre algo específico: la comida, la ropa, el lugar, etc.

Según el portal Web Consultas, lo ideal para terminar con este mal es definir el problema, buscar las alternativas, elegir una de las opciones y, finalmente, idear un plan de acción.

3. Que las cosas no salgan como se planean

No hay nada peor. Si algo se organiza con tiempo y dedicación, se espera que salga a la perfección, pero a veces no sucede esto.

No obstante, ese tipo de situaciones no pueden configurar como el fin del mundo. El portal del conferencista Víctor Martín da algunas recomendaciones: descubrir qué es lo que le está afectando y eliminarlo, visualizar los objetivos, premiar los logros y, siempre, pensar en positivo.

4. Ir en el metro o bus cuando está lleno y llueve

Esta situación hace salir lo peor de las personas. Todo lo que ha pasado durante el día está acumulado y dispuesto a salir en ese mismo momento.

Para evitar que la impaciencia aparezca en momentos inoportunos es recomendable, como reconoce PyS Ciencia, aplicar ejercicios de respiración.

5. Estar haciendo algo en el computador y que pase algo inesperado

Se fue la luz, se le acabó la pila, se desconectó, un virus, etc. Esto es lo peor si aún no se ha guardado nada de lo que se había adelantado hasta el momento.

En esta oportunidad también se puede controlar la respiración. Nada se conseguirá estresándose por cosas que se salen de las manos.

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