Al verlo perdido, lo guió hasta el límite de la piscina, lo alzó y lo arrojó al mar para que nadara con libertad. Una persona grabó ese momento y el video luego fue compartido en Facebook.

Esas imágenes causaron tanta sorpresa y admiración entre los usuarios, que ya tienen más de 490.000 reproducciones y cerca de 2.000 compartidos.

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Citado por The Telegraph, el Museo Australiano indicó que, por fortuna para Melissa, el tiburón era de Port Jackson, que por lo general no mide más de un metro y “se considera inofensivo para los humanos”.

En entrevista con BBC, la mujer indicó que el animal “era un poco como un niño pequeño y [no hubo] problema en arrojarlo al mar”. Después agregó:

“Simplemente me lancé sobre él, puse mi rodilla sobre su aleta y lo agarré por el cuello”.

Melissa también manifestó a ese medio que probablemente el tiburón se atascó en la piscina cuando hubo marea alta.

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