Él le dijo a la mujer que debía ‘sudar’ todo el veneno, a lo que ella le sugirió que hiciera ejercicio. Ante esto, él le respondió que no podía, pues se tenía que hacer de una “manera particular”, informó New Zealand Herald.

Para que ella le creyera que estaba envenenado, el hombre llegó a la casa de la mujer con la cara enrojecida y agarrándose las costillas. Después de que él le contara sobre su ‘agonía’, ella empezó a recibir correos electrónicos donde le daban instrucciones para ‘salvar’ al hombre, agregó el diario neozelandés.

Como la víctima en verdad creyó que la vida del sujeto estaba en peligro, accedió a tener sexo con él en 4 ocasiones durante 48 horas, indicó el medio. Cuando este tiempo se agotó, la mujer siguió recibiendo correos donde amenazaban a su familia: si ella no tenía relaciones sexuales con el hombre de 3 a 7 veces al día, lastimarían a sus seres queridos.

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Los mensajes también señalaban que debía permitirle al hombre grabar los actos sexuales, de lo contrario, publicarían fotos de ella semidesnuda. Ella empezó a sospechar de que todo era una mentira al ver errores ortográficos en los mensajes y al observar que los textos se referían al hombre por un apodo que solo él usaba para sí mismo.

La víctima le contó sobre su situación a un amigo y él la alentó a denunciar el caso ante la policía. El pasado viernes en la corte, el hombre se declaró culpable por inducir al sexo por medio de amenazas y agresiones. El sujeto será sentenciado el próximo 25 de mayo, concluyó el diario.