Todo comenzó, según el portal Khon 2, en un autobús en una de las calles de la isla de Maui (perteneciente a Hawái), a bordo del cual el asesino, Kumulipo Sylva, se quedó mirando fijamente a su víctima, Eduardo Alejandro Cerezo, un hawaiano de 35.

Cerezo, a su vez, iba acompañado con un amigo y comenzó a burlarse del hombre que lo miraba.

Los dos ciudadanos se bajaron en un centro comercial y el futuro asesino se les fue detrás, mientras retaba a Cerezo a pelear, en voz alta. Cerezo decidió ignorarlo e ingresó al centro comercial.

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El asesino los siguió con sigilo e incluso esperó a que los dos ingresaran a una tienda de ropa Macy’s. Cuando la víctima fue al baño, Sylva lo siguió, portando un machete en la mano.

Una vez en el baño, blandió el arma blanca contra su víctima hasta quitarle la vida, relata el medio local. El asesino fue rodeado por varias personas y lo neutralizaron hasta que llegó la policía para hacer el arresto.

En estos días se le dictará sentencia por asesinato en primer grado. El medio narra que el homicida repetía que él tenía la misión de acabar con Cerezo por ser el segundo un supuesto demonio: “Ustedes no me van a creer, pero él es un demonio”, fue una de las declaraciones del agresor ante la policía, que cree que Sylva hace parte de una secta satánica.