La ejecución extrajudicial de ladrones y narcotraficantes es el nuevo método que proponen las autoridades de Filipinas para reducir los índices de delincuencia del país.

“A todos los traficantes, estén listos porque los vamos a destrozar. Vayan acumulando balas y armas y estén listos para el combate. Va a ser una lucha a muerte”, dijo recientemente el que pronto será el nuevo jefe de la Policía Nacional, Ronald de la Rosa, apodado ‘La Roca’.

De la Rosa fue nombrado esta semana director de la Policía por Rodrigo Duterte, el presidente electo de Filipinas tras los comicios celebrados el pasado 9 de mayo y quien repitió durante la campaña electoral una y otra vez que acabaría con la delincuencia en los primeros seis meses de su mandato.

“¿Por qué nos debería preocupar matar a criminales? Yo digo que tenemos que matar a cinco criminales por semana para eliminarlos a todos”, ha dicho Duterte en una de sus intervenciones públicas.

Varios representantes del Gobierno han empezado a seguir sus instrucciones, aunque aún falta poco más de un mes para la investidura del nuevo mandatario, el 30 de junio.

Uno de ellos es Tomas Osmeña, el alcalde electo de Cebú, que esta semana ofreció dinero a sus conciudadanos por eliminar delincuentes.

“La recompensa por herir a un criminal es de 5.000 pesos (unos 100 dólares) y 50.000 pesos (más de 1.000 dólares) por un criminal muerto”, dijo Osmeña, elegido en los comicios del 9 de mayo.

Según él, la recompensa es para policías, agentes y civiles siempre que la ejecución esté justificada y el arma utilizada esté registrada.

Cuatro días después de ofrecer las recompensas por criminales heridos o muertos, el alcalde electo de Cebú, la segunda ciudad de Filipinas, entregó el primer “premio” a un policía que, sin estar de servicio, intervino en un robo y disparó e hirió a dos ladrones.

“Herir a un ladrón son 5.000 pesos, pero como lo has hecho fuera de servicio, te damos el doble. Enhorabuena”, dijo el alcalde cuando entregó al agente Julius Regis 10.000 pesos (más de 100 dólares).

La propuesta de Osmeña es “repugnante” para Human Rights Watch, organización que ha denunciado en varias ocasiones que Duterte dirige un grupo de sicarios que opera en Davao, la ciudad de la que ha sido alcalde más de dos décadas.

“Proveer incentivos financieros para que la policía mate a criminales es un intento repugnante de legitimar los escuadrones de la muerte secretos”, afirmó el grupo en un comunicado.

Hasta el momento, Duterte está cumpliendo con su promesa de lanzar una campaña brutal contra los criminales, y pocos días después de conocer su victoria en las urnas anunció que restaurará la pena de muerte por ahorcamiento, abolida en 2006.

La pena capital se aplicaría a personas que hayan cometido delitos relacionados con drogas, violaciones o robos de vehículos en los que el propietario sea asesinado.

Duterte también ha dado órdenes a las fuerzas de orden de “disparar a matar” si algún delincuente se resiste a ser arrestado.

EFE

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