Naude Dreyer, dueño de una compañía de kayak en la bahía de Walvis en Namibia en el sur-oeste de África, se percató de que el delfín bebé estaba varado en la arena y que pese a su esfuerzos no conseguía llegar al agua.
Entonces alzó al animal, que todavía permanecía con vida, y lo llevó cuidadosamente hasta su hogar.
Pero el nerviosismo se apoderó de Naude al ver que el pequeño no reaccionaba, sin embargo, el delfín se tomó un par de segundos y después nadó hacía el mar.
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