Uno de esos casos es el de Jennifer Null, que tomó el apellido de su esposo cuando se casaron, esto a pesar de que el hombre le advirtió que se arrepentiría “todos los días” de haberlo hecho. El tiempo le dio la razón al marido. ¿Por qué? Simple: su apellido Null significa “Nulo” en inglés, indica BBC.

Por tal razón, cada vez que Jennifer registraba sus datos personales en una página web (para hacer algún pago o comprar tiquetes de avión, etc.), siempre aparecía un anuncio de error, esto porque la palabra “null” habitualmente se ingresa en las bases de datos para indicar que en ese espacio no hay datos.

Por eso, siempre debe llamar a la compañía o entidad correspondiente por teléfono para describirles su caso, ante la incredulidad de quien atienda su llamada.

Sin embargo, Null (y sus familiares, por supuesto) no son los únicos que sufren con sus nombres; algo similar le ocurre a una hawaiana, pero esta vez por un motivo mucho más evidente: su nombre es Janice Keihanaikukauakahihulihe’ekahaunaele.

Esta mujer tuvo que quejarse con las autoridades ya que en los carnés de identidad (y seguramente en muchas páginas de Internet) no había espacio suficiente para ingresar su apellido completo, que tiene 36 letras. Luego de eso, el gobierno autorizó mayor laxitud en los límites de los caracteres.

Pese a ello, el programador Patrick McKenzie (quien vive en Japón y debe firmar como McKenzie P porque los caracteres en internet en ese país son insuficientes para su nombre) afirma que “la situación está mejorando, en parte porque hay mayor conciencia de estas situaciones dentro de la comunidad”.

No obstante, el sufrimiento de personas como Jennifer, Janice y muchas más en todo el mundo con historias parecidas, seguramente seguirá. Algunos han propuesto que se cambien de nombre para evitar esos impasses, pero parece que muy pocos están dispuestos a acceder. “De alguna forma ya lo acepté. Estoy acostumbrada”, comentó Null.

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