Sugerir el cambio de contraseña cada 30, 60 o 90 días, como muchas organizaciones y compañías le piden a sus usuarios, no es la manera más efectiva de protegerse, indica un artículo del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno, servicio de inteligencia británico.

Esa entidad sustenta su afirmación en un hecho muy sencillo y evidente: la mayoría de las personas no es capaz de pasar recordando contraseñas nuevas cada mes (o mes y medio, o 3 meses), por lo que decide inventar contraseñas mucho más sencillas que, a la vez, son más fáciles de adivinar o descifrar.

El Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno también pone en evidencia el hecho de que muchas de las contraseñas nuevas se basan en otras antiguas, es decir, son variantes de ‘passwords’ viejos que ya pudieron caer en manos equivocadas, por lo que se puede facilitar la revelación de la nueva contraseña.

Lo que recomienda la agencia británica, más allá de sugerir cambiar contraseñas (las cuales se van haciendo más débiles con el paso del tiempo por su misma regularidad de actualización), es desarrollar mejores herramientas que monitoreen los sistemas para brindar información a los usuarios sobre los últimos intentos de acceso, tal y como lo hacen compañía como Google y Facebook.

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