El gigante tecnológico cambiaría la capacidad de las baterías, causantes de las explosiones, por unas de menor capacidad (pasarían de tener 3.500 mAh a solo 3.000) para volver a comercializarlos, según reporte de la prensa coreana.

La marca publicó hace un par de semanas que había analizado los fallos de las baterías del Note 7, y que se corrigió el problema ya que estas serían las mismas que utilizaría el Galaxy S8 Plus, que se lanzará a finales de abril.

El diario La Vanguardia, de Barcelona, explica que para Samsung esto es clave en términos económicos y logísticos, ya que el reciclar los 3,06 millones de terminales recuperados sería muy costoso según la legislación coreana.

El medio catalán agrega que el Note 7 podría recibir o no un nuevo nombre para su relanzamiento, y asegura que el cuerpo del teléfono cambiaría también con las baterías, pero el resto de componentes internos –procesador, memoria, cámara, sensores, etc.- se mantendrían intactos.

Cabe recordar que el Samsung Note 7 venía con una pantalla Súper AMOLED de 5,7 pulgadas, un procesador Exynos 8 Octa 8890, una memoria interna de 64 GB y una RAM de 4 GB. En cuanto a las cámaras, la principal era de 12 megapíxeles con capacidad de grabar video en UHD 4K, y la frontal tenía 5 MP y registraba video en Full HD.

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