El empresario surafricano no vaciló cuando en marzo pasado publicó en su Twitter: “100 días desde la firma del contrato o si no, es gratis”, al ser consultado por la posibilidad de construir la batería de iones de litio más grande del mundo para ayudar a los pobladores del sur de Australia, región de ese país que ha tenido innumerables problemas energéticos en los últimos tiempos.

En septiembre, esa región de Australia padeció un apagón  y una buena parte de la opinión pública encontró viable acudir a Musk para disminuir sus inconvenientes energéticos. El fundador de Tesla se lo tomó muy en serio, firmó contrato con el gobierno y en un poco más de 60 días cumplió con su promesa, señala The Verge.

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La batería es el resultado de la suma de un conjunto de baterías de 100MW y se estima que tiene un costo de 50 millones de dólares. Musk logró cumplir su palabra en gran medida por esas ‘granjas de baterías’ que tiene en las que almacena mucha energía a través de fuentes renovables, como la eólica y la solar.

La batería está atravesando sus últimas pruebas de calidad para así entrar en funcionamiento el próximo viernes primero de diciembre. Las autoridades locales serán las encargadas de darle el visto bueno.