La OMS pronostica que una vez se fabrique, en realidad, no tendrá un impacto real en la actual epidemia en América Latina.

El desarrollo de las vacunas todavía está en un estadio muy temprano y las candidatas más avanzadas todavía tardarán varios meses en estar listas para los estudios clínicos con humanos”, dijo la directora general adjunta de la OMS, Marie-Paule Kieny.

Y agregó:

Es posible que las vacunas lleguen demasiado tarde para el actual brote en América Latina”.

La experta enfatizó que el desarrollo de la vacuna es un “imperativo”, especialmente para las mujeres embarazadas y las mujeres en edad de ser gestantes.

Kieny afirmó que técnicamente el desarrollo de una vacuna contra el zika es posible, dado que hay suficiente conocimiento científico y experiencia con otras producidas contra virus que pertenecen a la familia de los flavivirus (dengue o encefalitis japonesa, entre otros).

No obstante, la responsable de la OMS asumió que el proceso de desarrollo será largo y, “con certeza”, durará varios años.

“Siendo optimista, creo que en el mejor de los casos nuestra vacuna estará lista en tres años”, declaró, por su parte, Jorge Kalil, director del Instituto Butantan de Brasil, uno de los centros más avanzados en el eventual desarrollo de una vacuna contra el zika.

Específicamente, en el Instituto Butantan desarrollarían una vacuna con el virus inactivado, como están haciendo con su vacuna contra el dengue, cuyos estudios clínicos de fase III comenzarán en breve.

Para que una vacuna pueda comercializarse, primero debe desarrollarse, probarla en animales pequeños, posteriormente en primates, después superar todas las fases de seguridad y eficacia en humanos y, finalmente, ha de ser autorizada.

“Tenemos que tener en cuenta que normalmente en el desarrollo de una vacuna se tardan doce años. Si tardamos tres, es que todo habrá ido muy bien, muy rápido y que las autoridades reguladoras también habrán acelerado los procesos”, agregó Kalil.

Por otro lado, Kieny recordó que la vacuna se inocularía en mujeres en edad fértil y posiblemente en embarazadas, por lo que los pruebas sobre la seguridad deben ser aún más estrictas, ante los eventuales efectos en los fetos.

Kieny informó de que, para que el proceso se acelere, la OMS intenta consensuar un perfil sobre el tipo de vacuna que debe producirse y qué requerimientos se necesitarían para autorizarla.

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