Hacerlo bajo supervisión de médicos y nutricionistas expertos puede tener múltiples beneficios para el cuerpo como reducir los niveles de insulina y una hormona vinculada con el desarrollo de cáncer y diabetes. Además, se puede reducir el riesgo de sufrir alguna enfermedad cardíaca.

Existen varios tipos de dieta relacionada con el ayuno aceptados por estudios como el llevado a cabo en la Universidad del Sur de California. La primera es la llamada 5:2, que consiste en comer de forma regular 5 días de la semana y restringir el consumo de calorías a 500 los 2 días restantes.

La segunda está diseñada para los más disciplinados; se basa en el mismo concepto pero intercalado día de por medio. Otra consiste en consumir todas las calorías del día en un tiempo limitado de 6 u 8 horas y ayunar durante las siguientes 16 o 18 horas.

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El portal Medical News Today asegura que para que sean efectivas, se deben elegir los alimentos correctos, además de tener en cuenta los riesgos de llevar estas dietas a los extremos.

Según algunos estudios, evitar una de las grandes comidas del día debería ser normal, cosa que refuerza un artículo del New York Times, que recuerda que la idea de ayunar se remonta a miles de años atrás, especialmente cuando el hombre era cazador.

Los músculos y el hígado son capaces de almacenar los carbohidratos necesarios y los tejidos grasos pueden tener una reserva de grasa suficiente que permite que el cuerpo sobreviva semanas sin comida.

Aunque muchos emplean esta táctica como parte de un proceso religioso o espiritual, son muchos los que intentan llevarla a cabo para mejorar su salud general, y es que los expertos aseguran que no es una forma de limitar las calorías, sino de enseñar al cuerpo a consumir y almacenar lo necesario para vivir.

Sin embargo, es recomendable que antes de tomar una decisión tan radical como eliminar una de las comidas del día como forma de perder peso, consulte con su médico o nutricionista.

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