Estos hombres y sus estudios también determinaron la estructura del virus del dengue en 2002 y la del virus del Nilo Occidental en 2003.

Su investigación, publicada por la revista ‘Science’, identifica regiones de la estructura del zika que son diferentes de otros virus del mismo género (flavivirus) como el dengue, el del Nilo Occidental o la fiebre amarilla.

Las regiones de la estructura que son únicas del zika podrían ser la clave para explicar las diferencias en cómo se transmite el virus y cómo se manifiesta la enfermedad.

La estructura de los virus proporciona un mapa que muestra las regiones potenciales donde se podría atacar al virus con tratamiento terapéutico, que podrían usarse para crear una vacuna efectiva o que podrían mejorar la capacidad de diagnosticar el zika y de distinguir la infección de las de otros virus del mismo género”, explica Kuhn.

Por el momento no existe ni tratamiento ni vacuna para el zika y es necesario mejorar su diagnóstico, una tarea que se complica por que en la mayoría de las ocasiones no hay síntomas o, si los hay, son leves y similares a los de otros virus del mismo género.

Determinar la estructura mejora enormemente nuestra comprensión del zika, un virus sobre el que se sabe muy poco, e ilumina las áreas más prometedoras para seguir investigando y combatir la infección”, sostiene Kuhn.

La estructura del zika es, en general, muy similar a la de otros flavivirus, con el ácido ribonucleico (ARN) como único material genético y rodeado de una membrana grasa.

Esa fuerte similitud con otros virus del mismo género, como el dengue o la fiebre amarilla, no sorprendió a los científicos y supone un motivo de esperanza en el sentido de poder aprovechar los avances ya existentes en el desarrollo de vacunas, aunque las “sutiles diferencias” pueden ser la clave.

La mayoría de los virus no invaden el sistema nervioso o el feto en desarrollo por la barrera hematoencefálica (las células entre los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central) y la barrera de la placenta, pero la asociación con un inapropiado desarrollo del cerebro en el feto sugiere que el zika sí lo hace”, apunta Devika Sirohi, una de las investigadoras.

No está claro cómo el zika accede a esas células y las infecta, pero quizás esas áreas de diferencia estructural puedan estar involucradas. Esas áreas únicas quizás sean cruciales y requieren más investigación”, añadió.

El equipo de científicos de Purdue determinó la estructura del zika con criomicroscopía electrónica, una técnica muy utilizada en biología estructural y en la que la muestra se estudia a temperaturas muy bajas.

La resolución que lograron solo habría sido posible con la cristalografía de rayos X, la técnica estándar desde 1950 para determinar la estructura de los virus pero que requiere una buena cantidad del virus no siempre disponible.

Para llevar a cabo esta investigación, el equipo de Purdue estudió una cepa del virus del Zika aislada de un paciente infectado durante la epidemia en la Polinesia Francesa.

 

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