No importa si el destino dispuso que algunos fueran exitosos y que la mayoría estuviéramos sumidos en la mediocridad “chupando rueda del consumismo” con la creencia que “toda vida humana es preciosa y sagrada”.

Deberíamos preguntarnos, desde lo social e individual, si la vida es viable para todos nosotros. La muerte no es mala en sí misma; el sufrimiento en vida sí es malo. Este sufrimiento puede ser tanto por enfermedad física y/o mental, muy negativo.

Así mismo una vida sin talento y sin éxito no tiene sentido ya que produce sufrimiento y lo propaga a otras personas. A continuación presento mis argumentos.

En primer lugar, la naturaleza falló con el ser humano. El equilibrio natural fue extirpado de nuestra especie. Mientras que en el resto de la vida de otras especies, sean de reino vegetal o animal, la selección natural es la ley que mantiene el orden y equilibrio; en el ser humano no sucede lo mismo.

Guerras, plagas, enfermedades degenerativas han sido incapaces de controlar la explosión demográfica que supone, además, el agotamiento de recursos vitales, tanto para nuestra especie, como para las demás. Podríamos definir a la especie humana como el cáncer de la Tierra, en estado de metástasis.

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El siguiente argumento se refiere a la función humana. El autor argentino y creador de Mafalda, Quino, lo expuso claramente en una de sus caricaturas. Miguelito, amigo de Mafalda, reflexiona sobre lo siguiente:

“¿Qué tiene que hacer un gato para vivir? Ser gato.

¿Qué tiene que hacer un perro para vivir? ser perro

¿Que tiene que hacer un oso para sobrevivir? Ser oso

¿Que tiene que hacer el hombre para vivir? Ser abogado, médico, ingeniero.

¿Por qué nos tocó el estúpido papel de ser la especie superior?”

Esta caricatura, que pareciera inocente, expone la falla humana. Al final no tenemos un propósito natural armónico, sólo consumimos y valoramos lo que no tienen valor.

El dinero es todo en nuestra vida. Con dinero se compra amor, se compra felicidad, se compran conciencias, se compran los sueños de otros; sobre esto ronda la vida humana.

Ahora bien, tenemos contadas personas con talento y éxito, y me refiero a aquellos que naturalmente no afectan negativamente la vida de la humanidad y de otras especies.

Hoy por hoy abundan charlatanes de autoayuda y personas exitosas sin escrúpulos que se convierten en “coaches” vendiendo falsas y costosas ilusiones de cómo deberíamos vivir y trabajar; coaches quienes nos adoctrinan y exprimen nuestras billeteras, vendiendo sus “consejos” divinos sobre el éxito y el talento.

Así nacieron las tendencias de los 7 hábitos de las personas altamente eficientes de Steven Covey, o las 22 leyes inmutables del marketing, e innumerables libros de “pasos” en diferentes campos que pregonan “salirse del cajón”.

Todos apuntan tácita o flagrantemente a preguntarnos a los seres inferiores “¿Quieres éxito y dinero y felicidad? Sé como yo, y haz como yo…pero para lograrlo compra mis libros, únete a mi grupo de sanación o secta, pagando, claro”.

Si hay algo  que la naturaleza contempla, querámoslo o no, es la selección natural. No todos tenemos talentos, no todos tenemos éxito así hagamos el esfuerzo. Es algo innato.

El problema es que el sistema social de consumo vende que todos tenemos potencial y gracias a ello las universidades, los coaches, los grupos de sanación y hasta sectas, hacen negocio sobre ilusiones efímeras sin valores éticos. Igualmente, se impone que la vida hay que alargarla a cualquier precio, aun cuando uno es inútil para sí mismo y para la sociedad. en resumen la vida humana es un negocio, donde la mayoría de nosotros somos borregos consumistas.

¿Para qué existe el crédito? Para “comprar felicidad, educación que no lleva a ningún lado, recurrir a tratamientos de salud aún cuando la salud y la vida son intrínsecamente inviables.

Finalmente, padecemos del mayor mal de todos, el miedo a morir.

Preferimos una vida fracasada y miserable en lo emocional, laboral, en lo sano, y familiar; a tomar la sabia decisión de poner fin a esa “vida”. Sin ese temor a la muerte, al menos, la especie humana colaboraría, entre otras, de varias formas:

1. Reducción drástica del consumo de recursos naturales que compartimos todas las especies en este planeta.

2. Los talentosos, que son innatos, tendrían más espacio y mejores condiciones para trabajar sin ser obstaculizados por inútiles corruptos burócratas.

3. El consumismo, ese desagradable fervor de la humanidad, se frenaría de forma importante.

4. Posiblemente, especies en vías de extinción y que son más útiles que los humanos, recobrarían vitalidad y reconquistarían hábitats perdidos gracias a nosotros.

5. Se acabaría en gran medida la pobreza que causa el consumismo gracias, en gran medida, a la perversa explotación de naciones del África, Asia y  Latinoamérica que, además, crean el círculo vicioso al reproducirse exponencialmente, fomentando más pobreza, inutilidad y fracaso.

6. Se acabarían grandes entes burocráticos como la ONU, UNICEF, World Vision, Care, PNUD; pues los talentosos y exitosos no requieren de ellos, pues fueron creados por el subdesarrollo, la explotación consumista y la corrupción de gobiernos que en lugar de invertir los impuestos sabiamente en su gente, se los roban.

7. Los talentosos y exitosos como regla general, tienden a no dedicarse a producir hijos como conejos o ratas; más bien tienden incluso a no tener hijos o al menos uno. Ese sería un control natural al crecimiento desproporcionado de esta especie maligna para el resto de la vida de la Tierra.

Ya sé, más de uno que lea esto va a decir que soy un partidario de los nazis, de la SS, los campos de exterminio y del suicidio. Y sí, es parcialmente cierto que creo que la humanidad está degenerada y que solo los talentosos y exitosos con valores éticos y morales de alto nivel, sean los que prosperen. Así funcionan las demás especies, el miembro de una manada, camada o cardumen que no es apto para seguir el paso, simplemente es abandonado a morir o matado, y aunque nos parezca cruel, realmente es un acto misericordioso para con él y para mantener sano y salvo al resto del grupo.

Normalmente, los videojuegos son basura para perder el tiempo, lo sé por experiencia.

Sin embargo, durante mi juego de rol Skyrim, me encontré con una situación que me puso a pensar. Durante mi camino encontré un orco que estaba solo y cuando hablé con él me dijo “Busco una buena muerte”. Al respecto le cuestioné haciendo énfasis en su estado atlético y fuerte, que podría ser un buen guerrero.

Al respecto me contestó que a su edad ya no le era posible competir para convertirse en el jefe de su clan; y que tampoco era correcto y noble casarse y tener hijos. De forma contundente dijo que uno debía reconocer hasta dónde era útil, y que veía una debilidad en los humanos que buscaban perpetuarse hasta llegar a tener poco pelo y blanco por longevidad, quedarse sin dientes y carecer de musculatura, convirtiéndose en una carga; para él era mejor una buena muerte en la cual se pudiera enfrentar a otro gran guerrero que, si era superior, le daría honor morir en ese combate.

Acepté combatirlo y con gran dificultad lo derroté.

Como dijo Sócrates “la muerte bien puede ser la mayor bendición de la humanidad” y esto complementado con la frase de Joseph Stalin “La muerte es la solución para todos los problemas, sin seres humanos, no hay ningún problema”.

Estos dos pensamientos demuestran que el problema es el miedo a morir para seguir viviendo una tortura en vida.

¡Fuera los arrogantes y explotadores coaches! ¡No leamos más los libros de autoayuda! ¡terminemos con la infértil persecución de éxitos de otros!

Es hora de que cada uno de nosotros asuma su responsabilidad en la utilidad de su propia vida. Aquellos que no somos talentosos y exitosos, debemos evaluar si la vida tiene sentido para nosotros mismos, para la sociedad y para las demás especies en La Tierra y, naturalmente, encontrar la solución.

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