No se sabe el costo aún, pero sí que hay muchos interesados. De cuando será el proceso para asignar otro canal privado no hay nada de información.

Vale comentar unos aspectos de la televisión privada en Colombia, con la esperanza de que sí se asignen canales adicionales privados. Lo ideal sería tener al menos dos canales nacionales más, fuera del  proceso del Canal Uno, y ojalá también canales privados locales en las principales ciudades, no solo en Bogotá (CityTV). Difícil de creer, ¡hay un solo canal local privado en todo el país!

Colombia, fuera de tener solo 2 canales privados nacionales, menos que en cualquier otro país de la región, también tiene la característica única de quiénes son sus propietarios. Ambos canales son de importantes grupos económicos, que tienen participación adicional en otros medios.

Un canal pertenece al Grupo Ardila —RCN TV, que además tiene en medios a RCN Radio, varias revistas, y el periódico económico La Republica-; y el otro canal, a Valorem, Grupo Santo Domingo —Caracol TV, que tiene en medios también a Blu Radio (Caracol Radio, no, pues a pesar de su nombre hoy es del Grupo Prisa), El Espectador, Cromos y otras revistas-.

Y se dice que uno de los interesados y más opcionados para un nuevo canal es el Grupo Sarmiento, dueño hoy de El Tiempo, Portafolio, los Semanarios 7 Días, varias revistas y Citytv.

O sea, existe la posibilidad de que tres importantes grupos económicos queden controlando los principales medios de información. ¿Será esto bueno para los medios, para el país?

Vale la pena comentar lo que dicen los opinadores en la calle sobre la relación de los grupos y sus medios. Del grupo Ardila y RCN, que sus medios, sin duda, reflejan la ‘política’ de sus dueños, y que defienden sus intereses; del grupo Santo Domingo y Valorem, que es respetuoso de sus medios, poca intervención; y del Grupo Sarmiento no se ha opinado mucho, fuera de que destacan mucho las actividades de sus empresas en sus medios.

Interesante que en Estados Unidos hay restricciones de cuánto mercado puede cubrir un solo dueño con sus medios, y por eso los periódicos no tienen canal de televisión en sus mercados. No se los autorizan, y la ley no ha cambiado, aunque hay muchos medios presionando para reformarla. La razón para no hacerlo: mantener pluralidad de información y opinión.

Cuando se expidió la ley original de TV privada en Colombia, se había decretado que ningún socio de un canal podría tener una mayoría de las acciones, para asegurar diversidad en la propiedad del medio, y que se licitarían 3 canales nacionales. Se cambió la cláusula de la propiedad, los dueños podrían tener hasta el 99%, y se asignaron solo 2 canales.

La diversidad de propiedad en los medios es importante, y esto se logra solo asignando más licencias. A la mayoría de las ciudades les falta, sin duda, un canal privado de TV local, y a los colombianos al menos 2 canales nacionales más. Y que los asignen no por quién paga más, sino por quién hace la mejor oferta televisiva, y qué experiencia tiene en el medio. Y si se licitan canales locales privados, que no se entreguen a grupos políticos de la región.

El gobierno también debe entender que lo que puede cobrar por los nuevos canales nada tiene que ver con lo que cobró en el pasado. El mercado de video es ahora totalmente diferente, con mucha oferta, opciones. Sí, la televisión abierta es la que más publicidad capta, por mucho, pero tiene un nuevo mundo de usuarios en lo que ven, y cómo lo ven, y mucha más competencia por los usuarios y la publicidad. Es importante además que el gobierno entienda que la televisión es la principal fuente de información de la mayoría de los colombianos, y que cuantas más fuentes existan, mejor informados estarán.

La calidad de la programación no depende de cuánta plata tiene el canal, como alguien sugirió, sino de su capacidad de hacer buena televisión —información, entretenimiento, programación- para diferentes géneros, momentos del día, etc. Cuando hay competencia, ganan más plata los que hacen mejor televisión. Hoy, la pauta de publicidad de TV se divide solo en dos, gran negocio para los actuales canales nacionales, indiferente a sus ‘ratings’.

Cuántos canales se asignen, y a quiénes, es una importante decisión de impacto a largo plazo, importante para el país, y no solo una opción de recoger plata para el presupuesto nacional,  seleccionando al que más pone.

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