A nosotros ciudadanos no nos preguntan sobre las decisiones fundamentales del país,  no nos preguntan porque no entenderíamos la discusión, porque terminaríamos decidiendo dependiendo de qué tan bien nos parece quién apoye una causa u otra.

¿Qué puede ser más humano que alejarse voluntariamente del dolor, del sacrificio?

¿No tienen acaso derecho a no perdonar aquellos que no se pueden vengar?

Las razones para votar por el No eran muchas y muy variadas. Solo las mentes estrechas pueden  resumirlas a odio o ignorancia. Solemos clasificar a quienes no piensan como nosotros de la misma forma que los romanos a sus enemigos, “bárbaros”.

“Barbaros” todos quienes se salgan de nuestras fronteras, físicas pero sobre todo mentales.

Con el pasar de las horas, veo más gente que apoyó el No basados en el conocimiento y sobre todo una íntima convicción de que sus actos eran lo mejor para el país, para el presente y el futuro. Es decir, tal como lo hicimos quienes acompañamos el Sí, votamos con igual ilusión, con igual convicción.

El problema es que estuvo mal, creímos ser  democráticos  al darle la decisión al voto de las personas  y lo que hicimos fue reducirla a una discusión vacía, fue como tomarla por “aplausómetro”, como Pilatos preguntándole a las masas  si crucifica o no, así acabamos con el acuerdo de paz.

¿Quién nos dijo que más democracia son más votaciones?

Es que esta decisión es muy importante.

¡Qué falacia!

A usted ciudadano no le preguntaron las decisiones fundamentales del país, si quería un estado unitario o federal, si le interesaba un régimen parlamentario o presidencial, si la política monetaria debería ser soberana o dolarizarnos.

No nos preguntan sobre impuestos o penas, y eso que lo han intentado,   no nos preguntan todo aquello que realmente define el futuro mediato y lejano del país porque no entenderíamos la discusión, porque terminaríamos decidiendo dependiendo de qué tan bien nos parce quién apoye una causa u otra.

La democracia no se mide en elecciones, un país no debería citar a sus ciudadanos más que cada cuatro años para cambiar de representantes, porque el bienestar democrático no se cuenta por votos, sino por la fortaleza de  las instituciones.

Hemos sentado un antecedente gravísimo, le hemos dicho a la gente que tomar una decisión consiste en que le convoque a  votar tema por tema, es decir nos cargamos todo la lógica de la representación y pasamos a una democracia de trapo y plaza, al populismo que tanto daño le ha hecho a América.

Nos vamos a convertir en un país con ganas de votar todo y lo peor, creyendo que vamos a estar bien,  vamos a sufrir de intensidad  participativa, de ganas de opinar y así cometer un error detrás de otro. Es el camino que nos lleva al infierno.

¿Cómo creen que resultarían las siguientes elecciones?

  • ¿Está de acuerdo con reducir los impuestos?
  • ¿Está de acuerdo con aumentar en un 300% el salario mínimo
  • ¿Está de acuerdo con reducir en 8 años la edad para pensionarse.

Estoy de acuerdo con Borges

¿Usted cree que para resolver un problema matemático o estético hay que consultar a la mayoría de la gente? Yo diría que no, entonces porque suponer que la mayoría de la gente entiende de política? La verdad es que no entienden…

El lado positivo

Acallamos, ojalá por un buen tiempo, los rumores paranoicos de que nos estábamos convirtiendo en una “Venezuela” donde el presidente controla todos los poderes. Que el gobernante de turno pierda unas elecciones es siempre un buen indicio.

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