Miembros de la secta marxista dentro de ellos las Farc, consideran el plebiscito del 2 de octubre como el padre de todas las batallas, que los pondrá muy cerca de la toma del poder por toda la eternidad, como ha sucedido con los regímenes oprobiosos de las camarillas comunistas en otras naciones de la tierra.

Sin embargo, como dice el adagio popular: “ni tanto que queme al santo, pero ni tampoco que no lo alumbre” porque independiente del resultado, de todas maneras vendrán nuevas batallas electorales en defensa de la democracia liberal y de la libertad, que es la condición suprema de la humanidad.

Organizaciones políticas y sociales que rechazan el acuerdo firmado en La Habana, fundamentan su desconfianza tomando como espejo la catástrofe de Venezuela, en donde un aventurero como Hugo Chávez que se distinguió por su falta de discernimiento y torpeza ideológica, pero que fue utilizado por el déspota de Fidel Castro para convertir al país vecino en una neocolonia cubana, en la que el chavismo no se quiere desprender del poder así sea una minoría.

Claro que para individuos marxistas-leninistas como Nicolás Maduro, la voluntad popular y el deseo de las mayorías nacionales les importa un pepino, pues para el comunismo totalitario las masas son objetos que usan buscando satisfacer los apetitos burocráticos de las elites comunistas.

En los 52 años del conflicto armado que propició la guerrilla para conquistar el poder, es indudable que el pueblo colombiano al lado de sus Fuerzas Armadas evitó que el país fuera por la senda siniestra del totalitarismo, sin desconocer que en todo ese tiempo las Farc nunca pasaron de la guerra de movimientos o guerra de guerrillas a la guerra de posiciones, pero no hay que olvidar que el marxismo es paranoico y enajenante, y de ahí que el asqueroso criminal del “che” Guevara dijera “no importa que las condiciones en un país no estén dadas para la revolución, el foco insurreccional crea las condiciones” pues para ese personaje las condiciones se creaban con actos terroristas sin importar el número de guerrilleros, así la cantidad fuera insignificante.

El odio y la venganza son inherentes al marxismo leninismo, así que una verdadera paz se consigue, cuando el nivel de conciencia de la ciudadanía permita repudiar las trampas que tiende ese engendro para esclavizar a los pueblos, sin pasar por alto que también la guerra y la muerte han sido el común denominador del comunismo, porque cuando sus seguidores hablan de paz, no la entienden como el resto de mortales, sino que en la semántica marxista, la paz que ellos buscan se fundamenta en la represión y el sometimiento de las masas a su dictadura.

El daño que le han hecho las Farc al país en todas estas décadas ha sido inconmensurable, pero esa organización criminal no quiere reparar en algo el desastre causado, y a la vez el gobierno en las 297 páginas del acuerdo firmado en Cuba les da unas gabelas gigantescas, colocándolas en una supremacía política por encima de los demás partidos, así que los innumerables delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra cometidos durante el conflicto por la narcoguerrilla, no solo quedaran en la impunidad con el Tribunal Especial de Justicia, sino que además pone al partido que creara la banda armada en unas condiciones optimas para lograr sus fines estratégicos, políticos y burocráticos.

Sin ser el plebiscito del 2 de octubre el padre de todas las batallas como algunos creen, es importante la participación en esta convocatoria, porque los ciudadanos que disienten de los acuerdos de La Habana se podrán pronunciar con el NO, lo que constituye una constancia política e histórica ante los desafueros que se cometieron con la firma del documento, pero además el ejercicio electoral servirá para acumular fuerzas con miras al 2018, sin descartar que por las amenazas y amedrentamientos que han tenido los promotores del NO, se puede presentar por el repudio ciudadano a dichas actuaciones sorpresas en los resultados del Plebiscito, como ya ha sucedido en otros países en donde las encuestas se han equivocado.

Llama poderosamente la atención que en el Consejo Nacional Electoral se han inscrito en una relación de 7 a 1, mayoritariamente los comités de campaña a favor del SI, lo que demuestra el avasallamiento mediático del gobierno, que ha utilizado todos los medios posibles para lograr sus objetivos y poder aprobar el Plebiscito, sin descontar que la mermelada oficial se ha distribuido a raudos.

No podemos olvidar que el pueblo colombiano ha sido históricamente rebelde y ha rechazado la opresión y las dictaduras, por eso si la banda marxista de las Farc sueña con llevar a Colombia a un régimen despótico, desde ya está equivocada, pues como lo dijera el gran escritor José María Vargas Vila: “un país ingobernable, también es un país inconquistable”.

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