Se sumaron también sectores conservadores, liberales e independientes, y  organizaciones sindicales y sociales.

La justeza de la protesta se centra en la defensa de la democracia ante la arremetida totalitaria que al amparo de los acuerdos entre el gobierno y el grupo narcoterrorista de las Farc, intenta llevar a Colombia a una dictadura sempiterna de corte marxista-leninista, como las que existen en Cuba y Norcorea, y por ese camino va la hermana república de Venezuela.

También en la gran movilización del primero de abril hay que denunciar y rechazar la llamada JEP (Jurisdicción Especial para la Paz) que es una vindicta de las Farc para perseguir a las personas que en el pasado los enfrentaron en la legalidad desde el punto de vista ideológico como son: políticos, gremios, profesores, periodistas y sindicalistas, y desde luego están incluidos los militares que con la legitimidad institucional los combatieron.

Ese gran garrote de las JEP también servirá de escarmiento para que los ciudadanos a futuro no se atrevan a denunciar los múltiples crímenes cometidos por esa banda narcocomunista.

Además se tiene que denunciar la gigantesca corrupción del gobierno santista que dilapidó la bonanza petrolera, comprando la conciencia de los conocidos enmermelados, teniendo también como adherido los dineros que pagó la constructora brasileña Odebrecht a las campañas presidenciales del 2010 y 2014, resaltando que esa empresa brasileña fue el instrumento político del foro de Sao Paulo para dar coimas a funcionarios públicos en diferentes países latinoamericanos, y así cooptarlos para el proyecto del socialismo del siglo XXl, que impulsó el orate de Hugo Chávez, el dictador genocida Fidel Castro y Lula Da Silva del Brasil.

Indudablemente, desde el surgimiento del foro de Sao Paulo en 1990, esa organización marxista también se ha valido de lo que se conoce como “la combinación de todas las formas de lucha”, siendo parte de esa trama la corrupción y la compra de gobiernos, por ello hay que volver a preguntarle a los partidos políticos, Alianza Verde, Polo Democrático y Movimiento Progresistas ¿cuándo se van a retirar del foro de Sao Paulo?

No hay que olvidar que por responsabilidad del Frente Nacional (1958-1974) en Colombia se perdió la capacidad de movilización por parte de los partidos políticos, ante la falta de identidad ideológica de las agrupaciones tradicionales; por eso es un hecho de gran importancia la movilización del sábado primero de abril, ya que los partidos en sus diferentes denominaciones salvo honrosas excepciones, solamente se preocupan de invitar a manifestaciones en época electoral como si fueran unas empresas intermitentes que únicamente les interesan los votos, los cuales en muchos casos se consiguen de manera antitética, pues se utiliza el clientelismo, la compra y venta del sufragio, y para reuniones políticas se usa lo que jocosamente se conoce como tlc (tamal, lechona y cerveza), entonces la política de masas también hay que hacerla cuando no están cerca las elecciones, porque de lo contrario se cae en una especie de cretinismo electoral, y es por eso que los partidos políticos tienen tan poca favorabilidad en la opinión pública nacional, de acuerdo a las encuestas.

Las marchas del primero de abril tiene contenido político y social, por ello no se puede pasar por alto las posturas antipopulares del gobierno Santos, que tiene damnificado a la totalidad del pueblo colombiano, por casos como el de la Reforma Tributaria, el alto de costo de los productos básicos de la canasta familiar, el desempleo, la inseguridad creciente, el aumento de los cultivos ilícitos que no solo afecta a la comunidad internacional, sino que además en Colombia el número de consumidores habituales se ha disparado, ya que en la actualidad frisa los dos millones de personas.

En la movilización se le debe exigir al gobierno el cumplimento de las promesas incumplidas a los diferentes gremios y organizaciones sociales y sindicales, como por ejemplo la aprobación de la ley que disminuye los aportes de los pensionados en la salud del 12% al 4%, a ello se debería adicionar la revisión del salario mínimo que en los últimos dos años ha sido por decreto y, que no se compadece con las necesidades de los cerca de 2 millones de trabajadores que lo devengan.

Es indudable que el proceso de paz entre el gobierno y las Farc, sirvió de pretexto en los últimos años para desmovilizar y apaciguar a los movimientos sociales tradicionales en la lucha popular por sus reivindicaciones y, precisamente ese espacio abandonado lo ocupan nuevas fuerzas sociales, sindicales y políticas que con una visión democrática y republicana, observan con alarma que la democracia está en peligro por la conjura castrochavista (otro remoquete del marxismo-leninismo) que pretende llevar a los colombianos a la esclavitud política.

La lucha sindical y social no se puede ubicar en las llamadas izquierdas o derechas de forma maniquea, porque ella no es propiedad de ningún partido o grupo político en particular, pues a pesar de las asimetrías de los diferentes sectores populares, lo que se busca es una mejor calidad de vida para la ciudadanía, por ello la matriz mediática oficial no puede confundir a la población sobre las autenticas aspiraciones de las manifestaciones del primero de abril, que serán pluralistas, democráticas y pacificas, teniendo como premisa fundamental convertirse en la antítesis de la conspiración totalitaria en contra de la democracia.

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