Sin titubear en sus respuestas, Nairo Quintana fue directo. El colombiano parece tener claro su objetivo para esta temporada: ganar el Tour de Francia. Así lo demostró en la rueda de prensa que se llevó a cabo durante el día de descanso.

Sus palabras llenan de confianza a cualquiera que se haya tomado el tiempo de oírlo. Como colombianos, todos deberían hacerlo. La madurez de ese joven, que en 2013 comenzó a ilusionar al país entero, es total. Ahora, solo inspira respeto y admiración.

Quienes lo critican por lo que ven desde la comodidad de sus camas, o de sus sillas, no son capaces de escucharlo hablar porque se aburrirían, acostumbrados a las típicas respuestas de los futbolistas. Él es diferente. Él tiene los pies sobre la tierra. La fama le llegó de un momento a otro, pero eso no lo asustó. No tiene que tener problemas con mujeres, trago o drogas para acaparar las portadas de los medios.

Tampoco debe pintarse el pelo o llamar la atención de la policía. Nairo solo es noticia por sus logros. Que en Colombia otro deporte logre desbancar al fútbol es poco probable, pero Quintana ha hecho que esto se vuelva recurrente. Gracias.

Si no está entrenando su cuerpo, se dedica a llenar sudokus para ejercitar su mente, que ya tiene la fortaleza necesaria para soñar con algo más grande que el Giro de Italia: Le Tour de France.

Y yo le creo. Porque Nairo asegura que está cada día mejor y no le asusta nada. Si no tuvo temor cuando en el Tour de l’Avenir los demás ciclistas lo llamaron “fucking indian”, o cuando en 2011 lo atropelló un taxi en Arcabuco y duró 5 días en coma. Si eso no pudo detenerlo, creo que 23 segundos de diferencia, con 6 etapas de montaña por delante, tampoco podrán.

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Después de 103 ediciones, el Tour está preparado para tener al primer latinoamericano campeón. Yo creo que es así. Todo está servido para que Nairo se vista de amarillo, depende de él y de sus piernas. Con sus palabras lanzó el primer ataque a Froome en un juego psicológico: “Él retrasó su preparación para estar fuerte en la última semana, yo también estoy preparado para eso. Entonces nos vamos a encontrar mano a mano y que las piernas decidan”.

Sigue haciéndonos soñar, Nairo. Porque a este país le encanta eso. No importa los que te critican, los que te queremos somos más. Gracias por hacerme amar el ciclismo, que le ha dado tanto a Colombia. Gracias por hacerme querer darte mi fuerza durante cada etapa para que tengas suficiente potencia para terminar. Gracias porque sé que cuando llegue el momento volverás al país con una sonrisa. Seguirás siendo el mismo joven humilde que querrá ir a la loma El Moral en la vereda La Concepción para reunirte con Eloísa Reyes y Luis Quintana, tus padres, quienes siempre creyeron en ti como nadie lo ha hecho, aunque desde que te diste a conocer algunos lo intentamos.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.