Este será preparado, organizado y orientado por el Comando Nacional Unitario, del que hacen parte las centrales obreras CGT, CUT y CTC, tendrá como prioridad exigirle al gobierno nacional las reivindicaciones más sentidas de la población colombiana, por ello hay que sumar fuerzas con los diferentes sectores afectados por las políticas nefastas del ejecutivo; resaltando que la lucha social no es patrimonio de ningún partido o movimiento político, de ahí que en un Paro Nacional se debe de contar con el más amplio bloque de la sociedad colombiana.

Una gran movilización nacional tiene ser democrática y pluralista, pero no hay que descartar que podrían incursionar en la realización del paro, grupos ajenos a los legítimos intereses de la población que solo buscan dividendos políticos, advirtiendo que algunas organizaciones de lo que llaman izquierda, en su radicalismo abrazan los sofismas trasnochados del marxismo-leninismo, esperpento que ha sido una desgracia para la humanidad durante su existencia.

En esas circunstancias aunque hay que ser dialécticos y como en la parábola de Jesucristo sobre el trigo y la cizaña se deben dejar crecer juntos para cuando llegue la cosecha se separe el trigo de la mala hierba, sin embargo es menester estar atentos ante las intenciones de esas agrupaciones con ideología absolutista, ya que dialécticamente las aspiraciones y el pensamiento del sindicalismo democrático no son compatibles con los apetitos del comunismo totalitario.

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Llama poderosamente la atención que los grandes medios de comunicación con motivo de las múltiples protestas, en varios de los paros que se realizan le han puesto una campana neumática a la información, para que no se conozcan las actividades relacionadas con las tareas que desarrollan los sindicatos que se encuentran en cese de labores.

La protesta es una actividad legítima y constitucional, por ello no deben desconocer la justa lucha de los trabajadores. Así las cadenas de información sean cercanas al gobierno de Santos por la pauta publicitaria.

La CGT a través de su presidente Julio Roberto Gómez en la 106 conferencia de OIT (Organización Internacional del Trabajo) que se realiza actualmente en Ginebra-Suiza, puso en conocimiento de ese organismo la difícil situación que afecta a distintos sectores de trabajadores como por ejemplo: el paro de los educadores organizados en Fecode, las difíciles condiciones de trabajo de la guardia penitenciaria, la preocupación por la chatarrización de la refinería de Barrancabermeja con graves consecuencias sociales y laborales para los trabajadores.

Todo ello significa que hay que invitar no solo al movimiento sindical sino a diferentes ramas de la sociedad civil para que la realización del Paro Nacional sea lo más amplia posible.

El comando Nacional Unitario le presentó al gobierno un pliego de peticiones de 15 puntos desde marzo de 2016, en donde se encuentran plasmados las más elementales reivindicaciones que buscan paliar la grave situación económica y social por la que atraviesa la gran mayoría de la población, sin que después de 15 meses haya respuestas concretas.

Es  pertinente aclarar que la ley aprobada en el Congreso de la República para reducir los aportes en salud de los pensionados bajándolos del 12 al 4% y que es uno de los puntos del pliego de las centrales sindicales, no fue iniciativa del gobierno y podría ser objetada por el ejecutivo, lo cual sería una bofetada para los casi 2 millones de jubilados.

También la corrupción que es un flagelo que conspira en contra la totalidad del pueblo colombiano, es particularmente exagerada con la actual administración, en casos como la empresa brasileña Odebrecht cuyo soporte político ha sido el marxista foro de Sao Paulo que fundó el expresidente brasileño Lula Da Silva con el tirano de Fidel Castro en 1990, además no se debe olvidar lo ocurrido con la refinería de Cartagena (Reficar) cuyos atrasos y sobrecostos en su modernización y expansión representan 4.023 millones de dólares de acuerdo con la Contraloría General de la Nación, quien además afirmó que el costo inicial del proyecto era de 3.993 millones de dólares y su valor final fue de 8.016 millones de dólares, lo que significa un gran detrimento para las finanzas públicas, que atenta en contra de los recursos para la educación, salud, vivienda y otras necesidades apremiantes del pueblo.

En esas circunstancias un Paro Nacional también tiene que ser una proclama en contra de la corrupción; recordando que el gobierno no se puede exculpar poniéndole un espejo retrovisor a la anterior administración.

Los Comités ejecutivos de las centrales obreras no solo deben de hacer un llamado a los distintos estamentos que componen la sociedad civil, para participar en el Paro Nacional, sino que también hay que invitar a los principales grupos y partidos políticos, pero las fuerzas democráticas que convocaran para esta emblemática jornada reivindicativa, tienen que estar vigilantes ante la infiltración de la logia marxista-leninista que se mimetiza con diferentes nombres para asaltar los intereses legítimos de los trabajadores y del pueblo en general, ya que los objetivos de ese engendro son burocráticos, politiqueros y embrutecedores, y están en las antípodas de la libertad y la democracia.

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