También de los taxistas que solo van a donde les conviene y de los pasajeros que no saben comportarse como personas dentro de los buses. Por estas razones, dejé atrás el transporte público y decidí pasarme a la bicicleta.

Al igual que muchos de los que adoptamos este medio de transporte, me sentí mejor ciudadano cuando comencé a pedalear por la ciudad. Y era imposible no creer que estaba un escalón por encima de los demás; no contaminaba, no empeoraba el tráfico, hacía ejercicio… Todo era ganancia.

Sin embargo, después de un par de semanas, me di cuenta de que los ciclistas no somos tan buenos como creemos. A medida que recorría las ciclorrutas de Bogotá, me encontraba con personajes tan agresivos e irresponsables como quienes manejan un bus o un carro.

Por ejemplo, en casi todos los semáforos se hace doble (y en muchas ocasiones hasta triple) fila en el cruce. Por el afán de adelantarse a unos pocos, las personas se adelantan, arman trancón y, cuando el semáforo cambia, ni pueden pasar ni dan paso a los que vienen en sentido contrario. Ojo, si el cruce viene acompañado de un pase peatonal, no importa. Los ciclistas lo bloquearán con tal de adelantarse.

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La agresividad está a la orden del día. Los ciclistas más experimentados (o por lo menos los que creen serlo) quieren pasar por encima de todos. No les importa que al lado vaya una persona que apenas está entrando en la onda de la bici; ellos tienen que adelantarse a como dé lugar. En muchas ocasiones, eso implica poner el riego la integridad de los demás.

Finalmente, otra de las muchas cosas que hacen mal quienes usan las ciclorrutas es el uso de esas motos/bicicletas. Este medio de transporte, que mas que una bicicleta asistida es una moto con pedales, es un peligro andante. La velocidad que alcanzan y las dimensiones que tienen las convierten en un riesgo constante para los demás ciclistas. En serio, ¿no se dan cuenta que esa vía no es para ustedes?

Así las cosas, los que nos movemos en bicicleta en Bogotá aún tenemos mucho que aprender. Sí, ayudamos al tráfico y al medio ambiente, pero creemos tener derechos que no nos han otorgado. Si seguimos andando como unos animales, lo único que lograremos es que rodar en ‘bici’ sea tan insoportable como hacerlo en carro o bus.

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