Borrar la imagen del terrorista marxista Ernesto ‘Che’ Guevara en la plaza principal de La Universidad Nacional en Bogotá hace algunos años era una herejía, pero eso ocurrió el 19 de octubre y seguirá ocurriendo.

No obstante, los energúmenos seguidores de semejante zafio, que le produjo inmenso dolor a los pueblos latinoamericanos  y africanos en la década de los sesenta del siglo pasado, deben llegar a un acuerdo en la comunidad universitaria para que desaparezca por siempre la figura de un personaje que es símbolo de dolor, muerte y totalitarismo.

Hace algunos días se cumplió el aniversario 49 de la muerte del guerrillero de marras, quien junto a los hermanos  Fidel y Raúl Castro se tomaron  el poder en Cuba el primero de enero de 1959.

El ‘Che’ Guevara murió a manos del ejército boliviano convirtiéndose, por obra y gracia del aparato propagandístico del régimen cubano, en el símbolo del ‘guerrillero heroico’, y mediante un montaje fotográfico en el emblema de la  rebeldía, manipulado por la perfidia marxista leninista, especialmente en Latinoamérica.

El ‘Che’ Guevara, cuya efigie a adornado los uniformes durante varios años de guerrilleros de las Farc y el Eln, fue un criminal que en una carta que le escribió a su padre, después de haber mandado fusilar en Cuba a un prisionero, le decía: “tengo que confesarte papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar”.

Semejante afirmación es propia de un psicópata que solo es producida por  el odio del adefesio marxista cuyo principios medulares son el de la violencia como partera de la historia y el de la lucha de clases como un ajuste de cuentas o ‘vendetta’ al mejor estilo de la mafia.

Y no es que el marxismo sea solamente un guía para la acción, como dicen algunos oportunistas, sino que sus dogmas conducen a que muchos de sus miembros se crean predestinados, por las enseñanzas supersticiosas de esa doctrina, para avasallar y matar a los demás, teniendo como ejemplo patético al  ‘Che’ Guevara.

Al tristemente célebre guerrillero argentino se le conoció desde que estaba en la Sierra Maestra combatiendo al lado de Fidel Castro. En una carta que le envió a su esposa de ese entonces, una peruana llamada Hilda Gadea, decía que estaba en la manigua y que vivía sediento de sangre.

Por su vesania se le denominó al ‘Che’ Guevara como el ‘Carnicero de la Cabaña’, ante la crueldad como dirigía los fusilamientos en esa fortaleza cubana, en los primeros años de la revolución, mostrando su carácter enfermizo; y  fueron miles de cubanos los que murieron en ese lugar a manos del desalmado sátrapa argentino.

Era racista y homófobo a quienes perseguía, denotándose que el ‘mártir marxista’ en su vida fue una persona inhumana y cruel en contra de los  semejantes que no fueran de su agrado, lo cual fue muestra de la catadura moral de ese sujeto.

Además le hacía exaltación al terrorismo cuando afirmaba: “¡el odio es el elemento central de nuestra lucha! El odio tan violento que impulsa al ser humano mas allá de sus limitaciones naturales, convirtiéndose en una máquina de matar violenta y de sangre fría”, ahí también queda patentado lo que fue ese falso apóstol de la causa social, que buscaba oprimir a los pueblos Latinoamericanos con el comunismo totalitario.

La patología marxista del ‘Che’ Guevara la demostraba además en el repudio que le tenía a la libertad de prensa, cuando eructaba la siguiente frase: “hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”, así que tener de icono a un personaje tan siniestro, como lo portan algunas gentes en su vestuario desconociendo la historia de esa rémora de la democracia, es un ultraje al humanismo y a los progresos de la civilización.

Por ello todavía no se puede entender que en la Universidad Nacional de Colombia durante 40 años su plaza principal lleve el nombre de ese  psicópata, cuando han habido verdaderos mártires en Colombia a los cuales se les podría hacer un homenaje en ese centro docente como son: José Antonio Galán, Jorge Eliecer Gaitán, José María Melo o al humorista Jaime Garzón.

“Ante la duda, mata” esa fue la consigna del ‘Che’ en la Cabaña, ya que ese genocida nunca trató de ocultar su crueldad. Por el contrario, entre más se le pedía compasión, se mostraba más cruel.  Del terrorista argentino recuerdo su discurso en la ONU el 11 de diciembre de 1964 que con todo el cinismo del mundo afirmo: “Sí hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando”, por ello no se puede sino repudiar al marxismo, que es el que fabrica esos engendros para tomarse el gobierno de las naciones, condenando a los pueblos al envilecimiento mediante la esclavitud política.

Entonces el mito del ‘guerrillero heroico’ con el ‘Che’ hay que mandarlo a la cloaca de la historia, enseñándole a las nuevas generaciones la catadura criminal de semejante bestia, rechazando la manipulación de la fauna marxista leninista que con el socialismo del siglo XXl y el foro de Sao Pablo pretenden engañar sobre la figura de Ernesto Guevara de La Serna, subrayando que la burocracia neocomunista en Latinoamérica con Hugo Chávez, en su momento, Nicolás Maduro, Evo Morales, Rafael Correa,  Daniel Ortega y, desde luego, los hermanos Castro en Cuba, han buscado vender como referente de las luchas sociales al ‘Che’.

Por ello en la lucha ideológica en contra del totalitarismo comunista lo primero que se debe hacer es bajarle del pedestal a sus ‘ídolos’, porque con el debate fértil de las ideas se pone a temblar al marxismo, ya que este carece de razón, lógica y moral por ello la imagen del ‘Che’ Guevara debe de ser una cosa del pasado que constituye una vergüenza para la humanidad.

 

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