Una canción melancólica que cuenta una historia de la vida real. Habla de una mujer que vestida de novia se quedó por muchos años esperando a su prometido para casarse. Pero este jamás volvió.

La realidad se refiere a una chica de unos 20 años, que vivía a las orillas del muelle de Nayarit (en Puerto Vallarta, México) trabajando en uno de los restaurantes para los marineros ubicado en dicho lugar.

Un día llegó a Nayarit un marinero extranjero, de poco más de 20 años de edad, que comenzó a trabajar en uno de los embarques de atún y salmón del muelle. Este marinero conoció a la joven, y los dos, durante un tiempo, mientras él permanecía trabajando, vivieron un intenso romance, antes de que tuviera que zarpar a pescar rumbo al norte de las aguas del Oceáno Pacífico.

El marinero prometió a la joven que regresaría y se casarían. Ella, bañada en lágrimas, le juró por la inmensidad del mar que le esperaría para tal hecho, ya que aquel marinero era su primer y único amor.

La joven comenzó a dar muestras de estar verdaderamente loca por él. Cada domingo, día en el que regresaban los barcos, acudía al muelle de San Blas a esperarlo… Pero su espera comenzó a ser eterna, ya que ningún barco le devolvía a su amor. Así pasaron los días, las semanas, los meses y muchos años. Aquella mujer aguardaba muchas tardes en el muelle a aquel marinero que le había enamorado locamente y prometido regresar para casarse con ella.

Pero esas largas esperas resultaron baldías, ya que la tristeza, la desesperación, la nostalgia y la inmensa soledad la fueron atrapando hasta el punto de hacerla enloquecer…

Tanto fue así, que comenzó a acudir al muelle vestida de novia, con un ramo de flores en las manos, para esperar a su amado. Mucha gente la veía y le impresionaba verla de aquella manera. Otros la ignoraban, pero no faltó quien le preguntó el porqué de vestirse de novia. Ella respondía siempre lo mismo: “Mi amado llega mañana al muelle. Yo le prometí que le esperaría. Que le esperaría con este vestido, así me reconocerá”…

La mujer fue envejeciendo y se trastornó, por ello se conoció también como  “La loca de San Blas”.

Hoy se sabe que su nombre era Rebeca Méndez Jiménez quien en 1971 despidió en el muelle a su prometido de nombre Manuel con quien se iba a casar cuatro días después, para nunca más volver a verlo. Su amado durante la pesca al parecer quedó atrapado por un huracán que azotó el mar. Nunca se supo de él y tampoco se encontró su cuerpo.

El golpe fue tan fuerte para Rebeca que desde el día que desapareció Manuel, dicen lo esperó con su traje blanco. Con esa elegancia vendió dulces a los turistas en el muelle de San Blas en Puerto Vallarta (México). Allí fue que el líder de la banda, Fher, la conoció en la década de los noventa. Se interesó por su historia y la convirtió en una de las más hermosas canciones de Maná.

Después de más de 41 años de espera (muy al estilo de la historia del perro Hachico que murió esperando casi 10 años a su amo que nunca volvería) el 16 de septiembre de 2012, murió la mexicana Rebeca Méndez, quien había sido la musa que inspirara el tema.

La mujer fue homenajeada por los pobladores de Puerto Vallarta, donde se convirtió en un símbolo por la espera de su amor. El cuerpo de Rebeca fue cremado y sus cenizas arrojadas al mar en búsqueda de su gran amor por las autoridades de Puerto Vallarta, quienes levantarán un monumento donde la mujer esperaba a su amado con el fin de recordar por siempre esta maravillosa historia.

Aquí está el video oficial de la inolvidable canción:

Apostilla: El alcalde de la localidad manifestó que pueblo y gobierno municipal continúan con el proyecto de erigir una estatua que conmemore a “la loca del muelle de San Blas” que le diera fama mundial al puerto Nayarita.

Maná volverá a interpretar la canción en este mismo lugar, seguramente grabando otro video, pero esta vez sin Rebeca, la “loca del muelle de San Blas”.

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