Queda una vez más comprobado que las redes sociales hoy por hoy son el trampolín más eficaz para saltar del anonimato a la fama en cuestión de horas, así sea efímeramente, son muchas las personas en el mundo que han logrado bañarse de popularidad y dinero con la publicación de videos digámoslo así “peculiares”, los cuales en poco tiempo se viralizan, cual pandemia mortal y hasta se convierten en noticia de medios tradicionales como fue el caso reciente del protagonizado por la bella paisa Angie Olarte, victima presunta de un ladronzuelo.
“Piensa mal y acertarás” reza un dicho popular y la verdad que yo no me trago entero el cuento del asalto y el acto temerario y heroico de la damisela al enfrentar al supuesto ladronzuelo en una de las calles de Bogotá.
La heroína citadina sin ningún temor ni aspaviento hace desnudar a un inerme pelao como castigo a su intento de hurto, mientras los congraciados espectadores graban y observan la escena, que parece a mi juicio actuada y “craneada” con un firme propósito y es así como esta chica de gran “pechonalidad” y atributos físicos que resaltan a la vista, se baña dichosa de popularidad tras lanzarse del trampolín de las redes sociales.
Angie Olarte ya tiene un perfil en Facebook como celebridad para que todos aquellos miles y miles de cibernautas la sigan, muy probablemente en unas cuantas semanas tendrá cifras significativas de seguidores y esa chica voluptuosa para muchos de armas tomar, como cualquier digna representante de la mujer paisa, ya no será más un ser anónimo en la jungla de cemento.
Pero no todos se han mostrado complacidos con lo que muestra ese video, ya catalogan el acto como flagrante tortura, razón por la cual empieza a ser descolgado de Facebook, los especialistas jurídicos han explicado que la bella damisela puede enfrentarse a sanciones legales si se comprueba que el supuesto ladronzuelo es menor de edad.
Quizás más adelante cuando Angie logre la anhelada portada de #Soho o #PlayBoy, tal vez convocada para ser presentadora en algún programa, firme contratos de modelaje o la conviertan en actriz prefabricada, nos contará la verdad sobre este video; yo por lo menos dejo que la “malicia”, como me apodaba Nancy, una querida y recordada excompañera de trabajo, haga de las suyas y sigo poniendo en duda la veracidad de las escenas allí grabadas, como dicen en un programa de TV, a ese cuento le hace falta un pedazo.
Hoy en día la sociedad dominada por el auge de Internet, sucumbe irremediablemente ante los vilipendiados youtubers, convierte en gran noticia hasta las flatulencias de los famosos y endiosan a una dinastía de hermanas fatuas que han erigido un imperio mostrando en redes sociales sus traseros y senos prominentes, demuestra que la banalidad salpicada de estupidez es reina primorosa en este siglo y se confabula con esa fama efímera y traicionera que muchos mortales persiguen como su único derrotero de vida.
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