Kuru es un restaurante que abrió hace poco sus puertas. Está ubicado en el Four Seasons Hotel. La decoración es espectacular; el lugar es muy luminoso y espacioso y da una sensación de armonía muy agradable. Le apuntan 100 % a la experiencia que tenga el comensal y a la presentación innovadora y espectacular de los platos.

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Tuvimos la oportunidad de degustar el menú alternativo, del cual probamos tres entradas, platos fuertes y postres. Así pues, la noche empezó con unas tostadas de gyozas con trozos de atún, aguacate, tomate, cebolla y un toque de picante que le viene muy bien. Estas fueron las estrellas de la noche; estaban muy balanceadas y combinaban muy bien los sabores japoneses con los mexicanos.

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Después vino el ceviche de pulpo con un jugo de pepino, vegetales encurtidos, germinados de eneldo, flores comestibles y yuzu kosho. Aunque el sabor de la salsa no sobresale, la presentación del plato es impecable y el sabor pulpo está en el punto perfecto de cocción.IMG_3737

Para finalizar el primer ‘round’ comimos un tartar de toro, que consiste de un atún con quinua crocante y pan Lavash de ceniza de cebolla. Es un plato interesante, pues al partir el pan sale una nube de humo, reflejando así cómo el chef le apuesta a despertar los sentidos de los clientes.

Por otra parte, de plato fuerte probamos el famoso bacalao o Black Code de Noruega. Este es un pescado bastante jugoso y la manera en que explotan su sabor, acompañándolo con una salsa de mango y maracuyá, es impresiónate (eso sí, es muy costoso).

Seguimos con el Rib Eye, una porción de Angus que al partirlo se siente su suavidad y jugosidad. Viene con siracha, miso rojo y una porción de sal marina para echarle al gusto. Aunque suena como un plato común y fácil de encontrar, su sabor hace que sobresalga del montón.

Adicionalmente, el Bibimbap, que en palabras criollas podría llamarse “el calentao japonés”, se compone de ingredientes como el arroz, atún, huevo y una salsa especial con un toque dulce. Lo más divertido del plato es que lo preparan en la misma mesa, lo que hace que la interacción entre el comensal, el mesero y el plato sea cercana.

Por último, cerramos con tres postres de la casa. Un mousse de chocolate con un helado cremoso que tiene un ligero sabor a maní. También, un cheesecake descompuesto de banano con un crumble de brownie y un crunch de caramelo (a simple viste parece una matera, una presentación muy curiosa). Finalmente, nuestro favorito, el caramel oak. Este combina texturas y sabores que hacen que el postre sea diferente y que tenga el dulzor ideal.

Nos gustó mucho este restaurante y nos parece que es un lugar que funciona para todo: una cita, cena en familia o almuerzo con amigos. De igual forma, nos contaron que el menú original es igual de rico y que incluso tiene platos aún mejores. Ahora es su oportunidad para conocer este nuevo concepto y deleitar a su paladar.

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