Más allá de que a uno le guste o no su música, es un tipo que se ha dedicado a lo que le gusta, cantar, pero ahora, yo diría que sin querer, se encuentra en medio de la lucha por la paz de Colombia. Porque a esta altura la paz no parece la firma de unos acuerdos con un grupo armado sino la lucha entre dos bandos civiles irreconciliables.

El pasado 20 de julio, cuando Uribe anunció que él y sus partidarios vestirían de negro porque el país estaba de luto, muchos usaron ‘La camisa negra’, una de las canciones más famosas de Juanes, como himno. Incluso le pusieron letra: “Tengo la camisa negra, mi Colombia está de luto. Farc no pagará ni mierda, ese Santos es un bruto”.

Hasta ahí, normal, cualquier músico está expuesto a que a una canción suya se le cambie la letra. El remate llegó esta semana, cuando salió una foto suya en redes sociales luciendo una camiseta blanca que rezaba “Yo quiero la paz. ¿Y tú? Vota No”.

Para empezar, hay que ser muy bruto para no ver que la foto es un montaje hecho con un programa precario, tipo Paint 95. Segundo, hay que ser muy malintencionado y muy desocupado para tomarse el tiempo de trucar así una imagen y repartirla por internet.

La imagen se hizo famosa inmediatamente, y al mismo Juanes le tocó salir aclarando que era un montaje. Enseguida empezamos todos, expertos en acabar con aquel a que le vaya medio bien en la vida, a decir que lo había hecho él mismo para darse autobombo, o que era un guerrillero por no estar en contra del plebiscito.

Llegaron a decir que estaba quebrado y que necesitaba volver a sonar. Y para respaldar la afirmación, sacaron un artículo titulado ¿Juanes en bancarrota?, que es de 2011.

Su caso recuerda a otros dos del pasado reciente. Hace unos meses rotó un artículo que afirmaba que Burger King se iba de Colombia. Los que le dieron vida a la noticia no quisieron o no pudieron ver que se trataba de una nota de 1989 y la dieron por actual.

También le pasó a Alejandra Azcárate, de quien sacaron de contexto y de tiempo unas declaraciones que hizo sobre las Farc. A ella también le tocó salir a decir que sus palabras habían sido acomodadas y usadas sin su consentimiento.

El hecho, me consta, le costó un contrato profesional, no porque hubiera hecho algo de manera intencional, sino porque el malentendido la puso en el medio de la polémica.

Ignoro que le ha pasado a Juanes con todo esto que le ocurre, lo que sí dejó claro el artista es que no le gustó el montaje y que, aunque no pertenece a ningún partido político, sí apoya la paz por encima de la guerra, gústele a quien le guste.

Sea al famoso de turno, a un político o a un ciudadano de la calle, hay que parar de darnos duros los unos a los otros, es hora. Este país no aguanta más odio.

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