Para estos personajes, aquellos que pensamos que los dos extremos son malos, que ambos lados tienen sus héroes y sus villanos, y que no nos sentimos representados 100% por ninguna de las corrientes, somos, con toda certeza, sus enemigos.

Si alguien habla mal de Uribe u Ordoñez, seguro es un narcoguerrillero castrochavista ‘enmermelado’.

A su vez, si una persona critica la gestión de Petro o Piedad Córdoba, seguro es un ‘paraco’ que anda con una motosierra en el baúl de su carro. Como dirían por ahí, para los extremistas políticos, el que no está con ellos, está contra ellos.

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Yo, como muchas personas que conozco, no me declaro amante ni de ningún político ni de ningún partido. Siento que la mayoría de los políticos de este país tienen cosas buenas y malas; ninguno es perfecto y a todos se les puede criticar algo.

A diferencia de aquellos extremistas políticos, algunos somos lo suficientemente independientes como para poder criticar lo malo de quien nos gusta y aceptar lo bueno de los que solemos rechazar.

En diferentes conversaciones, me he topado con uribistas extremos que consideran inconcebible el que alguien recuerde alguna de las turbulentas y oscuras acciones del famoso expresidente. Para ellos, su líder máximo no tiene nada malo; y, como ya se dijo anteriormente, quien no lo ame con locura pasional es el enemigo.

Por su parte, los amantes de Petro se sienten completamente ofendidos cuando alguien habla de su pasado guerrillero o de su mala gestión en Bogotá. Según los ciegos seguidores del exalcalde de Bogotá, quien no esté a su lado seguro es un oligarca hijo de ‘papi y mami’ que jamás ha apoyado las ‘causas del pueblo’.

Así como ocurre con Uribe y Petro, estos mismos ejemplos se podrían hacer con seguidores de personajes como Alejandro Ordóñez, Juan Manuel Santos, Jorge Robledo, Piedad Córdoba, entre otros políticos colombianos que tienen su corriente política fuertemente definida. Sin importar el lado al que defiendan, hay muchos cegados por la política que ven a cualquiera que piense un poco diferente como el peor de los males.

El maldito extremismo político de Colombia nos tiene jodidos a los que nos gustan ideas de un lado y del otro (y a la vez, criticamos cosas de un lado y de otro). Esa agresividad con la que reaccionan algunos al oír críticas de sus ídolos políticos solo sirven para hacerle daño al país. Ojalá algún día quede claro que aquellos que aplaudimos y rechazamos sin importar el partido y/o personaje solo queremos lo mejor para el país.

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