El proyecto que lidera tiene dos etapas. La primera consiste en la creación del primer instituto de formación turística, formando a los excombatientes, desplazados y comunidades indígenas, entre los 15 a 30 años, como guías turísticos.

La segunda etapa es la creación de dos agencias de viajes: una receptiva en Colombia y otra en Francia. Con las que se busca emplear a los antiguos pobladores de zonas de conflicto como guías turísticos.

Esta creativa idea fue escogida como el programa más innovador de la promoción 2016-2017 del Conservatorio de Artes y Oficios de París y el “Welcome City Lab”, primer incubador turístico del mundo, creado por la Alcaldía de París.

Hasta el día de hoy, estos programas han permitido promover cursos en la Universidad de la Sorbona y la Agencia de la Reintegración en Colombia.

El proyecto es muy ambicioso, ya que queremos aportar a la reinserción formando a la población vulnerable en el campo del turismo mediante estrategias de justicia transicional”,

afirma Luis Alejandro Dávila.

En cuanto a la relación del año Francia-Colombia con su proyecto, Dávila dice que aprovecharán el convenio para hacer el lanzamiento oficial del proyecto; actualmente están intentado ponerse en contacto con el presidente de esta iniciativa para incluir el proyecto dentro de las actividades que se van a adelantar a lo largo del año 2017.

Uno de los aspectos que habrá que enfrentar es la imagen negativa que se tiene de los colombianos y, más aún, de aquellos que en algún momento hicieron parte de la guerrilla. Luis Alejandro explica que la estrategia que van a implementar es involucrar a la sociedad civil colombiana y a los turistas en cada una de las actividades.

“Es cierto que somos un país que ha vivido la guerra durante muchos años y que actualmente tenemos problemas sociales complicados”, dice Dávila, quien reconoce que todavía existe el conflicto armado, pero afirma que la imagen de nuestro país se ha ido limpiando en el enorme esfuerzo por conseguir la paz.

Para este experto en turismo colombiano y francés, los cambios positivos y el movimiento de paz que se ha generado en el país, han hecho que Colombia entre en una fase de transición, en la que proyectos como el que propone “contribuyan a mejorar la imagen del país; a crear paz; a trabajar por el cambio enfocados en la educación, el trabajo y el crecimiento personal del individuo”.

“Desde mi punto de vista, el éxito del turismo francés consiste en la riqueza de su patrimonio natural y cultural”, dice Dávila, quien resalta la importancia histórica de Francia a nivel mundial; donde se destacan su gastronomía; el hecho de que París sea la ciudad más visitada del mundo; y la imagen a nivel mundial que se cultiva en torno al lujo y al estilo francés. “Pero todo esto no hubiera sido posible explotarlo sin las políticas y el acompañamiento que el gobierno desarrolló en torno al turismo”.

Y precisamente ahí, en la organización y en la reducción de las tasas de informalidad que maneja Colombia, es que el turismo francés puede servir de guía. “Francia es un país en el que la informalidad se multa, mientras que en Colombia ocurre todo lo contrario, la informalidad suele premiarse”.

Por otro lado, Dávila destaca la idiosincrasia colombiana, resaltando características de sus habitantes como la amabilidad, el carisma y la alegría de sus habitantes, que son reconocidas internacionalmente. El paso a seguir es explotar el potencial turístico de Colombia, mejorar la formación educativa del personal que trabaja en el sector, y avanzar en las políticas de turismo sostenible, para así contribuir al proceso de desarrollo que actualmente se vive en el país.

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