Para los que creen en las  buenas y en las  malas energías (lo que los jóvenes llaman ¨la vibra¨), el Área se Colisiones de los talleres de servicio tiene su atractivo, porque viendo los carros estortillados en una especie de muestrario cualquiera se pregunta qué suerte corrieron los ocupantes y cómo sucedió el siniestro.

Los Jefes de Colisiones curtidos en el oficio también se hacen esas preguntas al examinar el vehículo que la grúa descargó en el taller, pero no le dedican mucho tiempo al tema porque para ellos toda colisión que deben reparar es un reto que pone a prueba sus conocimientos y la habilidad de su gente para restaurar el vehículo.

Proceden a desmontar las piezas averiadas y a examinar otras que se pueden haber dañado por el  impacto, para informarle a la compañía aseguradora cuál es el costo de la reparación, las piezas que se deben cambiar y el tiempo que tomará la tarea, e igual cosa hacen con los clientes que no tienen sus vehículos asegurados.

En ocasiones las compañías de seguros prefieren dar el siniestro por ¨pérdida total¨, pues es más costoso reparar el vehículo que deshuesarlo, y hay termina la labor del área del taller de  servicio, que a veces se convierte en un parqueadero de la aseguradora mientras se lleva el vehículo.

Si el vehículo es de uso particular entran a jugar las normas de protección del consumidor (que no tratan el tema de las colisiones), y es claro que el plazo de 60 días hábiles es para las reparaciones por garantía y no para la reparación de colisiones, que dependen de la autorización de la aseguradora y la recolección de todos los repuestos para entregarle el vehículo a satisfacción.

Si el consumidor considera que  en la cotización no se han incluido piezas que también se dañaron por la colisión (y no por desgaste o por otra causa), debe hablar con la aseguradora y no con el taller de servicio, ya que para efectos prácticos el patrón del taller es la aseguradora y no el propietario o usuario del vehículo, y de ella depende incluir tales piezas en la reparación.

Después de que se le entrega el vehículo  a su propietario o usuario pueden aflorar desajustes o un mal funcionamiento de piezas que solo se perciben al utilizar el  vehículo después de la reparación, y en tal caso se debe llevar el vehículo al taller para corregir estas secuelas de la colisión, sin perder de vista que la relación directa  es entre el taller y la aseguradora y no con el doliente, de modo que ¨hagámonos pacito¨.

En fin, podríamos seguir hablando del tema pero ya el editor me está haciendo caras para que corte aquí.

 

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