“Fue por equivocación que oprimí el botón y me salí del grupo”, esa fue la explicación de uno de los 100 integrantes de un grupo de whatsapp, que creamos para celebrar los treinta años de graduados de colegio.

Con algo de humor, hay un chiste que dice que si quiere hacer plata con un grupo de chat, lo primero que debe hacer es salir de ahí y lo segundo ponerse a trabajar.

Son las 6:30 a.m. y ya hay más de 80 mensajes. Algunos de los integrantes de la tupida red de comunicación están al otro lado del mundo, en el viejo continente, y madrugan a hacerse sentir.

Con los días, salir de ahí es como estar en el juicio final. Es como dejar de existir. Oprimir el botón de salida, es dejar un mundo virtual, que permite vivir varias vidas, que hace relacionarse con todo el planeta, con personas que apenas recordamos.

Hacer o decir cosas que probablemente no seríamos capaces de mantener si tuviéramos de frente, o físicamente a estos compañeros virtuales.

Cuando se dan silencios, eso genera preocupación.  Un deseo de chisme y ese voyerismo virtual, hacen que los integrantes del grupo se mantengan atentos contra viento o marea, contra chisme y a veces aún ofensas.

Así, aunque hagamos parte activa de uno de estos grupos, creo que todos estamos de acuerdo que ahí se hablan más que todo bobadas o pendejadas, se repiten chistes flojos… Por eso yo he estado pensando en renunciar. Es más cuando apenas comenzaba el grupo, lo hice. Sin embargo un par de compañeros se comunicaron conmigo a través del “privado” y me convencieron a regresar.

De todas formas, creo que mi ausencia no sería especialmente notoria. Mis más de cien compañeros, se perderían de mis escasas participaciones. De esos apuntes inteligentes y de los vínculos hacia mis artículos de pulzo.com.

Mientras tanto, los reyes y reinas del grupo, a la manera de los youtuberos y los blogeros, marcan la línea “editorial” de esta moderna forma de comunicación. Una nueva estrategia que compite con los medios masivos y con las redes sociales.

No puedo negar que, a través de este grupo me he enterado de una que otra noticia, y especialmente de esas que no se publican en los otros medios. En sumatoria se muestra la vida social de unas mil personas; ya que de manera trigonométrica se da a conocer lo que ocurre en los círculos sociales de los integrantes de este chat. Donde no solo aparecen textos, sino fotos, videos, música y una que otra imagen, a veces algo obscenas.

Sin duda, la variedad de expresiones se dan por los diferentes orígenes de los protagonistas, donde hay alemanes, ingleses, una buena parte de norteamericanos, peruanos y argentinos. Además no faltan los mensajes católicos y las bendiciones cristianas. El mundo está reflejado en esos breves mensajes.

Recuerdo entonces aquella película: ‘El club de la pelea’, en la que los personajes buscaban una comunidad que los acogiera. Como en las historias, en las novelas, son pocos los protagonistas. Helanis, Carlos A., Anita, Juanpis, Juanfis, quienes dialogan permanentemente, mientras los demás integrantes aparecen de manera furtiva.

El ritmo de este nuevo sistema de comunicación varía de manera absurda. Algunos días las frases son pocas, mientras que otros llegan por segundos. Seguir el ritmo de los mensajes es prácticamente imposible, por lo que se han ideado un resumen, que permite saber que sucedió en la jornada.

Un consejo, para quien haga parte de uno de estos chats, es que le quite el timbre al grupo, porque de lo contrario podría enloquecer.

La salida del grupo es cada vez menos frecuente. Una que me llamó la atención fue la de Ricardo quien, preocupado por cierto nivel de obscenidad en los mensajes, decidió retirarse. Con una serie de comentarios jocosos, la comunidad comentó la salida de este compañero. Quien sin pena ni gloria abandonó el grupo.

Mientras que el retiro de Carlos A. generó toda clase de lamentos. Por lo que se le pidió, desde todos los sectores, que volviera al grupo, que se diera una segunda oportunidad para volver a ser protagonista de este chat.

Este es el nuevo mundo de las comunicaciones; la nueva forma de relacionarse. Por eso tengan mucho cuidado al oprimir el botón que los pueda sacar de un grupo virtual.

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