En una antigua casa de impecable fachada blanca en el tradicional barrio San Antonio de Cali, se reúnen tres generaciones de la familia Otero, a crear, modelar y armar las coloridas macetas que para el 29 de junio de cada año cuando se acostumbra regalar de padrinos a ahijados.

El trabajo se inicia con la preparación de una mezcla de agua, azúcar, gotas de limón, determinado tiempo de cocción y mucho amor, hasta dar el “punto” a la mezcla que luego de un prudencial enfriado tiene una apariencia traslucida, que luego de ser batida, se torna en un color blanco, hasta lograr una textura maleable , recibiendo el nombre de alfeñique.

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Alrededor de una mesa se reúnen desde la abuela con un llamativo color de cabello, que contrasta con la variedad de elementos que hay disponibles, hasta la integrante más joven de la familia.

Se distribuyen la dulce materia prima insertando una pequeña cantidad del dulce (que aun está tibio) en un delgado palo y es entonces cuando a partir de una pequeña bola empiezan a modelar diferentes figuras desde las más clásicas como el entorchado, las piñas, estrellas, figuras de animales y/o personajes de tiras cómicas, hasta las innovadoras.

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Son 67 años de experiencia que tiene ésta familia trabajando artesanalmente la elaboración de macetas, a tal punto que todas las integrantes de la familia, incluso la más joven, han perdido por completo sus huellas dactilares, debido al desgaste continuo a que se somete la piel por el efecto exfoliante y abrasivo que tiene el azúcar, dato curioso que relatan a manera de anécdota, mientras arman los componentes de cada maceta, en un ambiente cálido y ameno, teniendo como restricción solo trabajar con la luz del día, para no forzar la visión, máxime cuando trabajan miniaturas.

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Las macetas, aparte de las dulces figuras, son adornadas con coloridos penachos o tirillas de papelillo, banderillas de papel (éstas no maltratan toros, solo adornan y alegran). No puede faltar el ringlete (una especie de hélice de cartulina), que en otras épocas ajenas a la tecnología eran el juguete novedoso de muchos niños y desde luego una pequeña bandera de Santiago de Cali.

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Ahijados

Todo lo anterior va montado sobre un trozo de madera de maguey. Al final, la apariencia de cada maceta es la de un colorido árbol.

Respecto al origen de las macetas, una leyenda que data del siglo XIX dice que Dorotea Sánchez, una humilde habitante del barrio, no tenía dinero para comprar el regalo de sus hijos y que recibió “inspiración divina” para que con agua y azúcar, los únicos ingredientes que tenía en la cocina, hiciera unas figuras de dulce, pero las señoras Otero señalan que esto es solo un mito.

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Mito o realidad, lo cierto es que actualmente hay muchas “Doroteas”, que con inspiración divina o propia y usando los mismos ingredientes, siguen dando forma al azúcar y manteniendo vigente la bella y dulce tradición.

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Cali y el Valle del Cauca, los mayores productores de azúcar del país, haciendo honor a su dulce materia prima, cuentan con la tradicional celebración del “día de los ahijados”, tradición que fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Nación, aparte de propender por mantener viva la costumbre, busca apoyar a los artesanos que elaboran macetas, pero lo más importante es la connotación cultural y social y obviamente mantener activo el vinculo familiar, que integra no solo a los padrinos y ahijados, busca estrechar vínculos con toda la familia.

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La celebración no solo se hace durante un solo día, cada año se organiza el Festival de Macetas, que para este año llega a su 17ª versión y cuenta con variada programación, entre ella la ruta dulce, donde los niños conocen el proceso de elaboración de las macetas e incluso pueden participar armando la propia a su gusto , para éste año el festival se efectúa del 29 de junio al 2 de julio, caleños y visitantes, pueden adquirir las macetas en sus diferentes tamaños, en centros comerciales, almacenes de cadena, Colina de San Antonio (donde se encuentra el monumento a la maceta) , Boulevar del Río y parqueadero de Softball, adicional en Palmira, Jamundí y Yumbo.

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De la misma forma como se ha “institucionalizado” y de qué forma una celebración foránea (el 31 de octubre, que recibe diferentes nombres) se deben apoyar las tradiciones nacionales, entre otras como la celebración del día del ahijado, que no se vea como algo netamente comercial, aunque se compren macetas que son un producto 100 % nacional y artesanal, ahijados no olviden a sus padrinos, padrinos no olviden a sus ahijados, pese a que el tiempo transcurra, no olvide al niño que todos llevamos dentro y nada mejor que recibir un dulce regalo, ¡feliz 29 de junio!

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