Cuando uno se aparta de la política, y sin guerra de por medio, la vida no parece ser tan seria. Cuatro noticias banales y una que no lo es tanto, en el resumen de esta semana.

Llega el iPhone

Lanzaron el iPhone 7 y nos volvimos locos.  Se parece al seis, o al menos eso dicen los expertos, que agregan además que desde hace rato Apple no innova significativamente con su producto estrella. ¿Y qué esperan, si a esta altura parece que ya todo estuviera inventado? No es que sea un mal celular, al revés, es quizá lo mejor que se puede encontrar en el mercado, pero es que maneja unos precios bastante altos.

Dicen que el 7 se va a costar entre dos millones ochocientos mil pesos y cuatro millones trescientos mil, dependiendo de su capacidad de almacenamiento. Toda una fortuna. Yo todavía estoy pagando el mío, un iPhone 6 que me quise comprar para darme el gusto. Es un gran aparato y no me arrepiento, pero también es cierto que en el mercado se encuentran muy buenos celulares por la tercera parte de lo que vale un iPhone. El 5, por ejemplo, que en términos tecnológicos es ya un vejestorio, vale millón y medio. Así no se puede.

Angelina y Brad

¿A qué hora se nos volvió tan importante que dos actores de cine se separen? La gente no debería fijarse ni en lo que hace el vecino, ahora nos vamos a ocupar de las estrellas de Hollywood. Que si Jennifer Aniston, la exesposa de Pitt, está feliz por esta separación, que si la razón de la separación es que Brad está de amante de la también actriz Marion Cotillard, que qué va a pasar con la recua de niños del tercer mundo que adoptó la pareja que hoy se separa. Aunque lo peor no es todo esto, sino que la pareja tuviera un nombre oficial: Brangelina. De verdad, ¿por qué es tan importante? Son grandes y están repletos de dinero, seguro que podrán arreglar sus problemas.

La encuesta del Dane

El Dane sacó una encuesta sobre drogas y sexo para jóvenes que tuvo que ser suspendida porque los padres y profesores se quejaron. Luego va uno a ver las preguntas y son de lo mas normal. Mis amigos y yo hablábamos de esos temas en nuestra adolescencia, no creo que hoy el tema se haya moderado, al revés. Es un cliché, pero somos un país mojigato que a escondidas hace toda clase de cochinadas, pero que al tratarlas de frente se escandaliza y empieza a hablar de Dios, la moral y los valores, como si lo primero existiera y tuviéramos de lo segundo y de lo tercero. Encuestas educativas frenteras censuradas, canciones de reguetón legales. Así somos.

Falcao vs. La vida

Falcao lleva dos años y medio peleando contra la vida, y va perdiendo. En el mejor momento de su carrera se lesionó y se quedo por fuera del mundial de Brasil, donde prometía brillar. Volvió a los trancazos y en Manchester United y Chelsea le faltaron minutos y le sobraron lesiones. Hoy, de vuelta al Monaco, club dueño de su pase, ha recuperado la titularidad y los goles,  pero ya ha sufrido dos lesiones que le han bajado ritmo. Apenas hace una semana volvió de una que lo había dejado un mes por fuera de las canchas. Y este miércoles volvió a darse, no contra el mundo, sino contra el arquero y un defensa del Niza, su rival de turno. Hecho sándwich, tuvo que ser retirado de la cancha y llevado a un hospital, donde pasó la noche. Ni idea cómo salga de esta, pero ya va siendo hora de que la vida le dé un descanso al atacante colombiano. Nunca volverá a ser el del Porto ni el del Atlético, pero un poco de continuidad le ayudaría a retomar la forma.

La noticia medio seria

No es el fin del mundo, pero poca gente salió a recibir a los deportistas que lograron 17 de medallas en los juegos paralímpicos de Río de Janeiro. Los recibieron con papayera y carro de bomberos para pasearlos por la ciudad, pero poca gente los vio. La mayoría de ella, transeúntes que justo pasaban por ahí. Y digo que es medio seria porque no es tampoco el fin del mundo y tiene que ver con la audiencia que tienen. A Nairo Quintana lo vio todo el mundo ganar la Vuelta a España, de ahí que media Bogotá saliera a ver su recorrido triunfal por la ciudad. Además, fue un domingo. Los paralímpicos los vimos apenas en resúmenes nocturnos de una hora, y aunque estamos orgullosos de nuestros deportistas, la pista no es que se las hayamos seguido. La difusión de sus logros y de su llegada fue limitada y eso se vio en el recibimiento que les hicimos. Tampoco es para indignarse, es apenas pura lógica.

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