¡Vaya exageraciones! La acrobacia obnubiló a los especialistas que agotaron calificativos y se recrearon en comparaciones.

Atizó recuerdos y sirvió para rescatar joyas perdidas, de autores famosos, tanto o más hábiles que el propio cristiano. Por ahí se colaron, con justo reconocimiento, jugadas similares de James, Giovanni Moreno, Vladimir Hernández, Avilés Hurtado, Jeison Murillo, Rodallega y Falcao, entre otras. También acciones portentosas de Ibrahimovic, Rivaldo, Messi, Rooney, Hugo Sánchez y muchos más.

La chilena, en foros especializados, ha llegado a calificarse como la jugada sublime de un futbolista, si termina en gol. Aunque en otros ámbitos se decantan por rabonas, elásticas, controles geniales, voleas, colas de vaca, sombreros, bicicletas con amagues interminables y gambetas eternas que dejaron rivales, perplejos y vencidos, en el camino hacia la red. Es difícil encontrar la chilena perfecta. Se evalúa desde la dificultad de los movimientos, la estética del gesto técnico, el grado de oposición, las calidades del rival, la trascendencia del partido, el ángulo de colocación, el respeto al reglamento y la influencia en el resultado. Sin duda la de Cristiano encaja en el top de la jugada, pero, sin pretender simplificarla, no es la mejor.

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“La chilena al revés” y perdonen la herejía, que hizo Higuita en Wembley, por allá en el 94, llamada “el escorpión”, merece atención especial. Al fin y al cabo, se le ha catalogado por la FIFA como la mejor jugada de la historia. Así es el fútbol… es genial.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.