En esos ratos de escabroso ocio y modorra asfixiante me he hecho una serie de elucubraciones con respecto a qué sería de este país sin el magnánimo e ilustre doctor Álvaro Uribe Vélez, un hombre que despierta gran admiración, casi devoción celestial entre un buen número de compatriotas, y también extrema y reverberante animadversión entre otro tanto de colombianos.

Al fin de cuentas el carismático senador y expresidente hoy tiene a Colombia polarizada y sumergida en una disyuntiva insondable y para muchos extremamente desquiciante, ya que gracias a su henchido ego, sed de poder y pendenciera testarudez, puede echar por la borda el tan anhelado sueño de alcanzar, tras 52 años de una guerra sin sentido, eso que llaman paz, una imperdonable ignominia que nos dejaría como un soberano cu.. &%&6 ante el mundo.

Colombia sin Álvaro Uribe Vélez sería como… la farándula mundial sin La socialité Kim Kardashian, terrible e infausto suceso fuese que las revistas, magazines y programas de chismes ya no contasen con la bella y desprejuiciada mujer de trasero prominente, capaz de convertir en oro hasta una flatulencia que se le escapa.

Colombia sin Álvaro Uribe Vélez sería como… levantarnos en las mañanas, encender el TV y no volver a ver a Jota Mario Valencia, ‘Lauris’ Acuña y ‘Milenita’ sentados en aquel sofá hablando alucinógena cháchara, capaz de generar efectos cercanos a la dopamina, obligándote sin remedio a seguir unos minutos más arrunchado entre sábanas y almohadones y sin ganas de cumplir con el sagrado  deber de ganarte el pan de cada día con el sudor de tu frente.

Colombia sin Álvaro Uribe Vélez sería como… YouTube sin sus youtubers, incluido Samper Ospina. A poco no wey, esta red sin Villalobos, Yuya, Germán, Juanpa Jaramillo y los demás, no tendría ningún sentido. El acabose para la vida de millones de jóvenes, y otros ya no tanto pero que tienen alma de díscolos niños y que al unísono deliran con cada palabra y acción recalcitrantemente fatua de estos hábiles chicuelos, expertos manipuladores de la estupidez humana en su estado más genuino.

Colombia sin Álvaro Uribe Vélez sería como… Bogotá sin el Padrecito Chucho…¡carachas, caray sus mercedes!, este mucharejo es un ícono capitalino. Es preferible quedarse sin la changua de las frías mañanas bogotanas que privarse de una misa celebrada por este santo varón, ¡tan sencillo!, ¡tan humilde! Fuera de eso, está embestido con una especialización en exorcismo, otorgada por el mismísimo Vaticano, a poco, a futuro, no merece ser canonizado también el ‘chinitico’.

Colombia sin Álvaro Uribe Vélez sería como… diciembre sin película de Dago, Medellín sin la gorda de Botero, Cali sin pandebono, el llano sin mamona, el senado sin Gerlein, Teodora de Bolívar sin turbante, Varoni sin Siachoque, carnaval de Barranquilla sin Joselito, empanada sin ají, La Gurisatti sin NTN24.

En fin, yo creo que este país no soportaría un solo día sin Álvaro Uribe Vélez twiteando, sin su discurso aleccionante  de tío bonachón que se embejuca de vez en cuando y que considera que nadie más que él, solo él y nadie más que él,  puede salvar a Colombia y darle la paz que se merece.

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