Duélale a quien le duela, hace chistes finos, que para entender hay que estar informado, incluso sobre la historia del país.

Para tomar la decisión de si seguir o no en Youtube, Samper tiene la tentación de acudir a su tío (para mamarles gallo quienes lo criticaban por pertenecer a una de las familias ‘ricas’ de este país), el expresidente Ernesto Samper, quien no renunció a pesar del escándalo de la financiación de su campaña presidencial con dineros del Cartel de Cali.

Luego, llevándole de presente una caja de almendras, acude a Dávila, quien le sugiere no renunciar y esperar que lo echen, lo que fijo va a lograr criticando a Santos.

Samper hace referencia al escándalo de la red de prostitución dentro de la Policía Nacional, cuya supuesta prueba reina -un video de una conversación de contenido sexual del policía Ányelo Palacios y un congresista- podría haberse convertido en un buen debut de un youtuber, pero terminó costándole el puesto a Dávila.

Luego hizo referencia al escándalo de los títulos académicos del alcalde de Bogotá.

Samper ofrece no solo humor inteligente, sino coyuntura, que no es muy común en el trabajo de sus críticos.

Una lección para la arrogancia de todos los youtubers que criticaron a Samper con un discurso excluyente: hay espacio para todos. Incluso para los del ‘establecimiento’.

 

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